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» » ¿Discutimos proyectos de país o hablamos sobre Boudou?

(15/11/15 - Elecciones 2015, Opinión, *Por Nicolás Farache)-.La propuesta de vació, en relación a la construcción de sentido de cara al balotaje,  se impone como relato único  desde los medios de masivos de comunicación. Mientras tanto,  desde los barrios, la organización popular aumenta de modo exponencial.

Desde los medios alineados al poder económico concentrado, se propone no hablar de proyectos de país, ni del modo en que se ejecutarán las propuestas de campaña y menos aún profundizar sobre sus resultados colaterales, pero se insiste en escena a personajes, formas y colores, como dotando de un gran signo farandulesco a todo el panorama en relación al balotaje.

Signados por esto, los electores que aún desean votar a Macri no hablan de gestión, solo se refieren a algo que manifiestan como cambio, pero no logran explicar bien de que se
trata ese cambio. 
Por otro lado, nombran compulsivamente a Boudou, Lázaro Baez y los hoteles del Calafate, marcados por, algo así como, un fuerte odio hacia hechos que podrían concluir en corrupción, aunque resulta extraño que nunca se manifiestan en relación a las 214 causas que pesan sobre Mauricio Macri. 

Recurriendo a un relato de 3 o 4 latiguillos repetidos con sloganes, restan importancia a las más de 2000 escuelas y 15 universidades hechas por el Kirchnerismo, así como también a la defensa de la soberanía, materializada en el enfrentamiento a los fondos buitres, el no al ALCA y al FMI, o la recuperación del 51 % de YPF, nada de esto resulta significativo para quienes consideran a Mauricio Macri como una opción para el ejecutivo nacional.

Mientras tanto, el propio Macri llama al silencio a su equipo económico, que se estaba despachando sin red sobre las medidas que podrían tomar, cosa que desde el frente cambiemos no tardaron en llamar, paradójicamente, campaña del miedo, siendo que los argumentos provenían del propio riñón macrismo: ajuste, suspender paritarias, salarios como costos que deberían ser recortados, suspender las moratorias previsionales, etc.

Por otro lado, se observa un fenómeno de participación colectiva, prácticamente inédito, en el marco del Kirchnerismo. 

Es muy llamativa la cantidad de vecinos que recurren a las unidades básicas de las agrupaciones alineadas a la candidatura de Daniel Scioli, que ofrecen su tiempo y su esfuerzo para aportar a la continuación de un proyecto de país que sostienen “viene ampliando derechos, garantizando la fuente laboral y la educación, desde 2003”. 

Aunque también cabe destacar, que no son pocos los que se suman a militar por Scioli, solo movidos por el deseo que Macri no sea quien decida los destinos del país.

En la arena del macrismo, la participación vertebrada en la organización popular es absolutamente nula, y este contraste resulta abrumador. 

Mientras el sciolismo construye de abajo hacia arriba, con el andamiaje de la organización barrial, en un diálogo plural entre militantes, instituciones y vecinos, el macrismo baja línea desde los estudios de TV, los diarios de mayor tirada y las radios de mayor alcance, sin plantear la posibilidad de hacer partícipe al pueblo en su proyecto de país.

Por un lado, Macri sostiene la idea de volver un Estado sin peso, bajo las órdenes del mercado, con el poder político como un simple instrumento ejecutor, mientras que desde el Sciolismo la propuesta es continuar siendo un Estado benefactor que contenga las diferentes contingencias sociales y económicas, y por sobre todo que las directrices sigan siendo definidas desde el poder ejecutivo y no desde las oficinas del FMI, es decir, continuar materializando la soberanía nacional en el marco de la realidad efectiva.
En este contexto se dará el balotaje, donde 2 modelos de país claramente opuestos se disputarán en las urnas, el próximo 22 de noviembre.

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