"Postales para contar Ostende" es el título de la exposición que ocupa la 'sala de estar ' del hotel nacido en 1913, antes que Pinamar y Villa Gesell, cuando ese punto del Atlántico se parecía más a un páramo silvestre de viento y médanos que un centro de descanso para porteños y bonaerenses más cercano que Mar del Plata, explicó a Télam su directora, Roxana Salpeter.
Giménez construye relatos poéticos que pueden verse hasta el 31 de enero en el austero edificio de Costanera y Garay, se trata de poesía tomada de paisajes argentinos -mediodías porteños, mañanas marplatenses o tardes entrerrianas-, atardeceres parisinos y serenas noches en Italia que bucean en las relaciones humanas.
"La excusa -explica el artista- es llevar a ese hotel legendario postales que cuentan sucesos cotidianos", se refiere al viejo edificio inaugurada hace 102 años por inmigrantes belgas que no buscaban lujo, sino un edificio de playa sencillo, austero y alegre, que por algún motivo que Salpeter desconoce, atrajo desde el principio a pintores y escritores.
Allí se alojó Antoine de Saint-Exupéry, dos veranos, en la habitación 51 antes de escribir El principito al desierto del Sahara. Allí la escritora Silvina Ocampo y su marido, Adolfo Bioy Casares, escribieron el policial Los que aman, odian, cuya trama transcurre en el hotel que sella la característica geografía del balneario homónimo.
Creado para ser epicentro de una ciudad balnearia que no llegó a desarrollarse -la Primera Guerra Mundial dejó varadas en Europa a las familias que poblarían el lugar-, el hotel -levantado frente a un mar menos frío que el marplatense y en una playa tan abierta como la del Ostende original, en Bélgica-, permaneció años abandonado y así se hizo acreedor de las historias de fantasmas que lo habitan.
Entre 1920 y 1970 el sitio fue gerenciado por una familia italiana y ahí pasó a manos de un matrimonio bonaerense de jóvenes estudiantes de medicina, ellos rondaban la treintena, su hija tenía cinco años y desde pequeña vio "todo lo lindo que ese hotel era, sobre todo, potencialmente", recuerda Salpeter, la pequeña de ese entonces.
Entre esas posibilidades que soñó de chica están los intercambios culturales que se vienen realizando ininterrumpidamente hace 12 años, aunque desde dos décadas atrás comenzó a experimentar con iniciativas como las que conformarán otra de las muestras, compuesta por la obra de jóvenes de Ciudad Oculta que contemplaron por primera vez el océano y por ilustradores que recrearon esas piezas.
Se trata de la exposición "Grandes ilustradores, pequeños fotógrafos", que reunirá en las antiguas instalaciones, del 1 de febrero al 6 de marzo, 20 imágenes tomadas en el marco del taller de la Fundación Ph15 en una de las villas de emergencia más populosas del país, a las que se le suman 20 recreaciones de dibujantes como Vero Gatti, Ivanke, Camila Torre Notari, Calvi y Fernanda Bragone.
"Ph15 es un espacio donde niños y adolescentes aprenden a miran lo que los rodea y lo que llevan dentro -explicó el ilustrador Otto Zaiser, responsable de esta exposición-, para expresar quiénes son y lo que sienten a través de imágenes construidas con luces y sombras".
"Ph significa photography, que a su vez quiere decir dibujar con luz, y 15 es el número que identifica a la Villa", señaló Zaiser sobre el taller creado hace 15 años en plena crisis sociopolítica de 2001, con la idea de encontrar lo bello y generar una herramienta de inclusión social, si no para trabajar a partir de la fotografía, para aprender nuevas formas de mirar y pensar, empezando por casa.
Así como a lo largo del tiempo la vieja panadería de ese antiguo hotel europeo terminó siendo bar y el patio terminó dando paso al jardín, hotel y artistas intervinientes son modificados con cada presentación, destaca Salpeter.
Los antiguos huéspedes que pagaban sus vacaciones con una obra que realizaban durante el veraneo son en parte responsables de la idea en torno a la que giran las exposiciones de este año, todas gratuitas.
"Nos gusta mucho un concepto del escritor y crítico francés George Steiner sobre la palabra huésped -señala Salpeter-, respecto a que 'denota tanto a quien acoge como a quien es acogido', una idea nutritiva que plantea un ida y vuelta, impregnado obra, sitio y creadores de sentidos diverso con cada una de sus interacciones".
A esto se suma Cinemar, a cielo abierto y frente al mar en el Balneario del Viejo Hotel, "siempre que no llueva", con la proyección el 17 de enero a las 19.45 del filme "Para atrapar al ladrón", de Alfred Hitchcock.
La emblemática película -protagonizada por Grace Kelly y Cary Grant- transcurre en la riviera francesa y está ambientada en algunos de los hoteles más icónicos del siglo pasado en Europa.
"Los hoteles y el cine comparten su condición de farsa y mascarada, su gusto por lo palaciego y apócrifo, ya sean en grandes balnearios que nos hacen pensar en intrigas, esmeraldas robadas y juegos galantes, o grises hoteles de tránsito que nos asoman a existencias solitarias. Todos excusa y mecanismo para las múltiples ficciones de las que nos ocuparnos", concluye el cineasta Mariano Llinás, responsable de la elección de este año.