Norwegian, una de las mayores aerolíneas low cost de Europa, le hizo un desplante al ministro de Transporte, Guillermo Dietrich. La empresa rechaza ir la estación de Morón por falta de infraestructura y por la incertidumbre que implican las demandas judiciales de los vecinos.
La compañía noruega comenzó a vender pasajes para volar cabotaje a partir de octubre. Pero decidió que lo hará desde el Aeroparque Jorge Newbery en lugar de operar desde El Palomar.
Así, quedó recortada la aspiración del ministro de sumar compañías a la estación aérea ubicada en el partido de Morón. Por el momento, seguirá siendo Flybondi la única compañía que operará desde el que pretende ser presentado como el primer aeropuerto low cost de la Argentina.
Por órdenes del propio Dietrich, en los últimos meses se habían acelerado las obras de mejoras en El Palomar. La más importante se anunció a mediados de agosto. Se refería a la reparación de los sistemas de aterrizaje por instrumentos -conocidos como ILS, por su sigla en inglés- que permite mejorar las condiciones operativas del aeropuerto.
Este sistema de radionavegación habilita a los aviones a aproximarse a la pista de aterrizaje cuando las condiciones de visibilidad no son buenas. Con esta última modificación que se realizó al instrumental, los mínimos exigidos de visibilidad pasaron de 2.700 metros a 1.400 metros.
Flybondi, que había tenido que soportar cancelaciones y demoras de vuelos por malas condiciones climáticas en varias oportunidades, salió de inmediato a celebrar la mejora.
En Transporte se quedaron esperando una reacción similar de parte de Norwegian, que nunca llegó, pese a que también figuraba como segura inquilina de El Palomar.
Según confiaron fuentes del sector, emisarios de Norwegian habrían acordado con Transporte cambiar sus operaciones a Aeroparque como condición para reactivar sus planes para el mercado doméstico, que venían demorados respecto de los anuncios que se habían formulado a principios de año.
Una de las razones más contundentes esgrimidas por los noruegos habría sido la fragilidad judicial que rodea las operaciones de El Palomar por el conflicto que aún persiste con los vecinos de la zona. Temen que una nueva cautelar los obligue a suspender sus vuelos.
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