Un atentado contra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, fue frustrado tras la detención de un francotirador que pretendía asesinarlo.
Se trata de Manuel Murillo Sánchez, un ‘lobo solitario’ de 63 años y vecino de un municipio catalán. Según aseguró el inspector de los Mossos, Albert Oliva, en rueda de prensa, el detenido tenía una “clara intencionalidad y voluntad” de llevar a cabo su objetivo.
Murillo decidió asesinar a Sánchez como venganza por la decisión del Gobierno español de exhumar los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos.
Además, Oliva reveló que Murillo poseía “munición de guerra” y “armas prohibidas” sin autorización en su arsenal, compuesto de un total de 16 armas cortas y largas, entre las que se destacan cuatro rifles de altísima precisión capaces de acertar un blanco a 1000 e incluso 1500 metros de distancia.
Este vigilante de seguridad había empezado a buscar cómplices para lograr su objetivo en un chat de Whatsapp donde denominaba al jefe del Ejecutivo español “rojo de mierda”. El detenido ingresó en prisión preventiva tras ser puesto a disposición judicial.
Desde todos los partidos políticos han condenado las intenciones del detenido. Desde Podemos, Pablo Iglesias ha criticado a la Audiencia Nacional (AN) por “desentenderse” mientras que sí han juzgado “titiriteros, tuiteros y raperos”.
Algunas informaciones apuntaban que el caso fue derivado desde la AN al juzgado catalán al descartar que se tratara de un delito de terrorismo, pese a que la Audiencia lo ha desmentido después.
El presidente Sánchez impulsó, en un intento para hacer justicia a las víctimas del franquismo y en el marco de la Ley de Memoria Histórica, la exhumación de los restos de Franco del mausoleo del Valle de los Caídos para reubicarlos en un lugar menos prominente y dedicar el lugar a las víctimas de la Guerra Civil Española (1936-1939) y el franquismo.
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