La Corte Suprema de Justicia de la Nación, gracias al repudio del pueblo, negó el recurso solicitado por el represor Rufino Batalla
La Corte le negó el recurso al ex agente de inteligencia Rufino Batalla, uno de los implicados en la desaparición de Laura Carlotto, quien ya había logrado tener el beneficio de la excarcelación por haber cumplido dos tercios de su condena. Fue por cuatro votos contra uno: solo el presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, ratificó su postura en favor de los genocidas.
El 3 de mayo de 2017, el fallo favorable en el caso Muiña desencadenó una catarata de pedidos en la misma línea de otros represores. En la práctica, su aplicación implicaba una reedición de la amnistía.
En paralelo, la sociedad rechazó de plano la decisión de la Corte y junto a los organismos de derechos humanos se realizó una multitudinaria manifestación en Plaza de Mayo, el 10 de mayo de ese año, que será recordada como la de los pañuelos blancos. Fue una de las pocas veces en que las Madres y Abuelas autorizaron el uso masivo del pañuelo que las identifica, que fue alzado por los presentes en señal de repudio.
Aquel fallo finalmente no se aplicó a otros represores porque el Congreso emitió una ley interpretativa, que aclaraba el alcance del “2x1”. Pero aún faltaba una nueva opinión de la Corte. Los jueces Horacio Rosatti y Elena Highton basaron su cambio de postura en esa norma interpretativa aprobada luego, pero Rosenkrantz sostuvo igualmente su posición en favor de los represores. En tanto, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda mantuvieron su postura inicial en contra y afirmaron que los argumentos por los que ya habían rechazado el “2x1” el año pasado coinciden con la ley interpretativa que sancionó el Congreso.
Este fallo confirma que la sociedad argentina no admite retrocesos en el juzgamiento de los crímenes de lesa humanidad y que solo con Memoria, Verdad y Justicia podemos tener una democracia plena.
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