(19/09/14 - Teatro)-.Mañana a las 21 hs., se
presentará nuevamente la obra “Relojero” de Armando Dicépolo en el Teatro
Municipal de Quilmes, Mitre 721 de Quilmes Centro. Las entradas son gratuitas y se podrán adquirir hoy viernes
19 desde las 10 horas en la boletería del Teatro hasta agotar las localidades.
Se trata de la última obra escrita por el autor.
Escrita en la década del 30 se trata de una comedia dramática. La vigencia de
sus conflictos es sorprendente, tanto como la poética de uno de los más grandes
dramaturgos del país.
Sobre “Relojero”
El paso del tiempo, enfrentamientos generacionales,
el afecto en las relaciones filiales; todo esto envuelto en una burbuja de
afecto familiar. Cuando nos referimos a estos temas es indudable la
universalidad de los conflictos. El medio es un hogar de esa clase media
porteña que -enredada en los pliegues de su mentalidad pequeño burguesa-, no consigue
asentarse y menos aún avanzar.
En "Relojero" se contraponen -con
demasiada simpleza en lo que concierne a la articulación de las ideas- dos
sentidos de vida, dos mentalidades que chocan. Por un lado está la vieja moral
severa de los mayores (los padres); por el otro, la determinación de actuar con
entera libertad de los más jóvenes (los hijos). Con un trasfondo de sociedad en
decadencia, plena de contradicciones y escapismos, que van subiendo a escena
mediante pinceladas que aportan colores fuertes de desorientación y pesimismo.
De esta manera, Relojero nos sitúa en un seno
familiar con las diferentes visiones y perspectivas de cada uno de los
personajes. La vigencia de sus conflictos es sorprendente, tanto como la
poética de uno de los más grandes dramaturgos de la Argentina.
Sobre el autor
Armando Dicépolo fue creador del “grotesco criollo”
teatral, fue el mayor de los cinco hijos de Enrique Santos, un napolitano que
llego a la argentina antes de cumplir los 20 años y que dirigió la primera
Banda Municipal. La casa de los Discépolo estuvo signada por la vocación
artística de la familia, a tal punto que uno de los mayores dramaturgos
argentinos (Armando) y uno de los mayores autores de letras de tango (su
hermano Enrique Santos “Discepolín”) surgieron de dicho hogar.
Desde sus primeros años Armando manifestó pasión por
el teatro; pero a los 18, cuando muere su padre, decide dedicarse por entero a
la profesión. Tuvo la suerte de que Pablo Podestá, el actor más importante de
aquel momento, se entusiasmara y aceptará interpretar su primera obra teatral:
“Entre el hierro” y fue un éxito.
A partir de entonces, Discépolo escribió de
una a dos piezas por año, entre las que se pueden destacar “la Torcaza”, “El
novio de mamá”, “La espada de Damocles y “El movimiento continúa”. Luego
llegaron sus obras más reconocidas: “Mustafá”, “Giacomo”, “Muñeca”,
“Babilonia”, “El Organito”, “Stéfano”, “Cremona” y “Relojero”, escritas entre
1921 y 1934.
Todas ellas comparten atmósferas depresivas y la exaltación de las
contradicciones de sus protagonistas que – tras una máscara de absurda
comicidad- sobrellevan un profundo dolor y viven aferrados un tiempo avasallado
por el “progreso” que los asfixia.
Discépolo supo mostrar las miserias de un orden
social muy despiadado e injusto a través de la pintura de la vida cotidiana de
los humildes, fracasados e inmigrantes, creando el “grotesco criollo”, la
primera y más auténtica expresión del teatro nacional. A partir de 1934,
Discépolo decide dedicarse a la dirección eligiendo obras de Payró, Tolstoi,
Somerset Maugham, Chéjov, Beranrd Shaw y Shakespare. Murió el 8 de enero de
1971.