Durante una conversación telefónica con el vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, el premier japonés, Shinzo Abe se ha referido este miércoles al asunto y ha aseverado que de comprobarse los hechos publicados por WikiLeaks, las relaciones de confianza entre ambos países podrían verse afectadas.
De comprobarse los hechos publicados por WikiLeaks, las relaciones de confianza entre ambos países (EE.UU. y Japón) podrían verse afectadas, ha aseverado Shinzo Abe.
Sus declaraciones hacen alusión a la nota emitida, el pasado 31 de julio, por el portal Wikileaks, en la cual se revela que unos 35 altos cargos del Gobierno japonés, incluido el mismo Abe, fueron espiados por la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA, por sus siglas en inglés) entre septiembre de 2006 y de 2007.
Según la cadena televisiva nipona NHK, Abe ha indicado a Biden que la noticia causó gran polémica en el archipiélago y problemas al Ejecutivo.
El titular norteamericano, por su parte, ha realzado los nexos con el país asiático, mientras ha asegurado que la Casa Blanca es fiel a su compromiso de alianza con Japón.
Asimismo, ha reafirmado el compromiso del Pentágono, plasmado por el presidente estadounidense, Barack Obama, en un discurso en el año 2014, para “centrar la recolección de datos en los intereses de la seguridad nacional”.
La víspera, Abe advirtió que Tokio seguiría exigiendo explicaciones a Washington por este caso de vigilancia. En ese mismo contexto, el portavoz gubernamental, Yoshihide Suga, tildó las informaciones desveladas de “lamentables”.
Desde el 6 de junio de 2013, fecha en que fue publicada la primera parte de los documentos del excontratista de la NSA, Edward Snowden sobre el programa masivo de vigilancia de EE.UU., se han filtrado con frecuencia datos que confirman el escándalo del Gobierno de Washington.
El Pentágono no solo espió a sus propios ciudadanos, sino a los de otras naciones, incluso a las autoridades de países aliados, como el reciente caso de vigilancia a los últimos tres presidentes de Francia, que fue tildado de "inaceptable" por el premier galo, Manuel Valls.
Asimismo, nuevos cables de Wikileaks destaparon a principios de julio que la NSA espió el celular de la canciller alemana, Angela Merkel, al interceptar las comunicaciones de muchos otros responsables germanos. Eso provocó que Berlín demandara al país norteamericano explicaciones al respecto.
