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» » “Por Muchos Nietos Más”

(01/09/15 - Identidad Restituida, Nota de Tapa)-.Un nuevo nieto más recuperado al horror por la memoria, una nieta en este caso, llena de orgullo y amor a una sociedad que una vez más observa con profundo respeto la infatigable lucha de esas mujeres maravillosas, sufridas, golpeadas por las peores hienas que ha conocido el género humano con la desaparición de sus hijos y el robo de sus nietos. Un solo eco debe escucharse en todo el país y el mundo si acaso fuera necesario: “Vamos por Todos”.

"Bienvenida nieta 117 y por muchos nietos más", dijo Carlotto en conferencia de prensa que brindó en la sede de las Abuelas, acompañada por María Assof de Domínguez y Angelina Catterino, abuelas de la nieta 117 y Osiris Domínguez, su tío paterno, entre otros.
Walter y Gladys fueron secuestrados el 9 de diciembre de 1977 en Godoy Cruz, Mendoza, cuando la joven pasaba su sexto mes de embarazo y desde entonces no se supo nada más de ellos.

En 1994, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos de Mendoza entregó a Abuelas una denuncia anónima sobre una niña nacida en marzo de 1978 y que había aparecido en el hogar de una pareja mayor, de un día para otro, en lo que fue el primer dato respecto de la hija de Walter y Gladys, relató Carlotto.

No obstante, "la dificultad para reconstruir las huellas que el terrorismo de Estado borró impiadosamente, hizo que el hallazgo" se demorara 21 años más, señaló.

Información más completa fue derivada por Abuelas en 2009 a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) "para que pudieran investigar, con el ímpetu impreso desde 2003 a resolver los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado".

El 16 de julio último, la mujer que resultó nieta de María y Angelina, sobre la que por el momento no se dieron más precisiones, accedió a realizarse un estudio para establecer su identidad y el jueves pasado, 27 de agosto, el Banco Nacional de Datos Genéticos informó a la CONADI que era hija de Walter y Gladys.

“Falta mucho por hacer”, dijo Estela de Carlotto y exhortó a que “nada de lo que se hizo vuelva para atrás. Nada, ni un pasito atrás".

Por su parte, María Domínguez, madre de Walter y abuela de la nieta recobrada 117, recordó las casi cuatro décadas de búsqueda incansable. “Son 37 años que estamos esperando esto”, expresó la conmovida abuela y referente de Madres de Plaza de Mayo en Mendoza.

“Espero que nos conozca, porque todavía no la conocemos, y que esté bien con nosotros", deseó en nombre propio, de Angelina y de "muchos tíos, muchos primos" de la nieta recuperada 117.
Aunque presentes en la rueda de prensa, el tío paterno Osiris y una de sus hijas no hablaron y la abuela materna, Angelina, expresó: “Lo vivimos con alegría. Será dentro de poco que pueda conocer a mi nieta, si Dios quiere y que estemos todos juntos y ella se sienta bien con nosotros”.

Durante la conferencia de prensa, la abuela paterna, María, recordó el papel de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner en la anulación de las leyes de impunidad y el juzgamiento de los acusados por crímenes del terrorismo de estado, y recordó en contraste que pasaron "muchos años sin que nadie se ocupara del tema”.

En este marco, aludió el juicio que se desarrolla en Mendoza contra los “jueces cómplices" Luis Miret, Guillermo Max Petra Recabarren, Rolando Evaristo Carrizo y Otilio Romano, acusados por delitos de lesa humanidad.

También apuntó a la complicidad de "autoridades esclesiásticas" nacionales y de Mendoza, como la que le dijo en el Arzobispado provincial: “No gaste pólvora en chimangos”.
“Pero eso no nos amedrentó y así seguimos hasta el día de hoy, hasta ahora, las pocas que quedamos. La lucha ha servido y seguirá sirviendo, porque tenemos muchísimos hijos que la van a seguir”, señaló.

Participaron también de la rueda de prensa la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit; el secretario general de la Presidencia, Eduardo "Wado" de Pedro; el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda; el diputado nacional y nieto restituido Horacio Pietragalla y el secretario de Derechos Humanos del gobierno de la provincia de Buenos Aires, Guido Carlotto, entre otros.

“Que nuestra nieta 117 tenga a sus abuelas es lo más hermoso que nos puede pasar”, dijo Fresneda y transmitió a María, Angelina y todos los presentes el saludo de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.


Por su parte, Guido Carlotto transmitió el saludo del gobernador Daniel Scioli (más temprano se había comunicado telefónicamente con Estela Carlotto) y repudió los llamados a la “reconciliación” e impunidad para los represores, que también rechazó la vicepresidenta de Abuelas, Rosa Roisinblit.

La historia de la nieta recuperada 117
La joven fue apropiada durante la última dictadura. Se enteró hace apenas dos días de su historia. Es la hija de Walter Hernán Domínguez y Gladys Cristina Castro, ambos militantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML).

La nieta restituida 117 nació entre febrero y marzo de 1978. Sus padres se conocían del barrio, y se habían casado un año antes de que los secuestraran. Walter Hernán Domínguez estudiaba arquitectura —donde había fundado el centro de estudiantes— y era chofer de colectivo. 

Había trabajado desde los 14 años en un estudio contable para poder pagarse sus gastos, pero fue en la facultad donde se agudizó su compromiso social: empezó a militar en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) Gladys Cristina Castro estudiaba Diseño, pero tuvo que dejar los estudios para trabajar en una panadería.

El 9 de diciembre, la patota llegó hasta la casa que alquilaba la pareja, en la calle Luzuriaga de Godoy Cruz. La noche anterior, unos hombres habían visitado la casa de los padres de Walter: preguntaron por su hermano mayor, Osiris, que vivía con ellos y estaba trabajando en Pescarmona. 

“Señora Clara, ayúdenos por favor”, le rogó Walter a su vecina. Clara declaró unos años después que al salir al patio a ver qué pasaba una voz de mando le dijo: “Por favor señora, métase adentro de la casa”. 

Los vecinos recordaron que Gladys gritaba mientras la arrastraban, con su embarazo de seis meses, al auto en el que se los llevaron: “¿Por qué nos hacen esto, qué hemos hecho?”. 

La pareja creía que esperaban un varón. Pensaban llamarlo Federico, Nicolás, Guillermo o Bruno. Fue mujer.

En su casa, Walter y Gladys refugiaban a otros compañeros -entre ellos la compañera de Jorge Becerra, Susana De Miguel-. Ellos tenían noticias desde el 6 de diciembre de la desaparición de alguno de sus compañeros. Decidieron quedarse.

La búsqueda
La búsqueda de la pareja comenzó al día siguiente. Su abuela paterna, María Assof de Domínguez, que con sus 83 años hoy estuvo para contar sobre el reencuentro de su nieta, pronto se convirtió en una de las referentes de Madres de Plaza de Mayo en Mendoza. 

Dejó el pequeño pueblo de San José, en el departamento mendocino de Guaymallén, donde se había casado con Osiris, constructor, y se había dedicado a criar a sus dos hijos, y se lanzó a buscar a su Walter, a Gladys y al nieto o nieta que llevaba en la panza.

María le contó a la prensa mendocina que aquél 9 de diciembre, cuando supo de la desaparición de una parte de su familia, fue como si un edificio de veinte pisos se le hubiera caído encima. 

Además, su otro hijo debió exiliarse en Francia. Pero pronto se puso de pie y empezó a caminar. El lunes siguiente presentó un recurso de habeas corpus en la justicia federal mendocina. 

De allí, el periplo que se ha repetido para cada una de la Madres de desaparecidos: iglesias, juzgados, dirigentes políticos. Ni una pista.

En 2001, creyó haberlo encontrado. “Tuve el rastro de un chico que entregó un militar a su hermana en Córdoba. Estábamos casi seguros de que era mi nieto porque era muy parecido a mi hijo. Después de muchas idas y vueltas logramos que le hicieran un ADN, en un consultorio privado, y dicen que dio negativo. Sigo buscándolo”, contó en 2011 al Diario Uno de Mendoza.


En agosto de 2012, empezó el tercer juicio de la provincia, donde se juzgaron a diez oficiales del Ejército, la Fuerza Aérea y la Policía de Mendoza —siete de ellos condenados a prisión perpetua—, por el secuestro de 32 víctimas, entre quienes se contaban su hijo y su compañera, los padres de la nieta aparecida. 

“Espero poder saber quiénes fueron los asesinos, quiénes los secuestraron. Y siempre espero una noticia de mi nieta o nieto, que tiene que buscar su identidad”, dijo María en la antesala de aquél proceso histórico. 

“Aún no sabemos qué pasó con el nieto de María Assof”, dijo durante los alegatos el fiscal general Dante Vega, “pero lo sabremos, confíen que lo sabremos”.

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