Según ha informado este domingo la agencia española de noticias Europa Press, estos voluntarios todavía no han participado en enfrentamientos cara a cara y su misión se limita a servir de apoyo en ataques aéreos y bombardeos de artillería contra las posiciones de Daesh en el norte de Irak.
Uno de estos occidentales es Cole, un joven estadounidense de 23 años, natural de Charlotte (Carolina del Norte), que relata que decidió sumarse a las fuerzas kurdas después de que los peshmerga recuperaran el pasado noviembre la ciudad de Sinyar, en el noroeste de Irak.
No hay ningún organismo formal dentro del 'ministerio' peshmerga" que "permita su presencia o les haya concedido permiso para estar en el país", explica el secretario general del brazo político de las milicias kurdas, Jabbas Yawar.
Cole que tiene la intención de permanecer hasta el próximo mes de octubre en Irak, hace por el momento las tareas de establecer controles de carretera y ayuda a los desplazados. Todavía no ha entrado directamente en combate pero sí ha participado en misiones de apoyo de artillería.
Asimismo, otros occidentales han preferido sumarse a la lucha por motivos religiosos que les han llevado a unirse a fuerzas cristianas, colaboradores de los peshmerga en localidades asirias de la provincia de Nínive.
Sin embargo, todavía la noticia no ha sido confirmada por las fuerzas kurdas. "No hay ningún organismo formal dentro del 'ministerio' peshmerga", explica el secretario general del brazo político de las milicias kurdas, Jabbas Yawar, "que permita su presencia o les haya concedido permiso para estar en el país".
La ciudad de Sinyar cayó el 3 de agosto de 2014 bajo control de los terroristas que acabaron con un gran número de los hombres de la minoría religiosa izadí y secuestraron y esclavizaron a las mujeres.
