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» » “A mí nadie me apura, Pato Bullrich se queda”

(03/09/17 - Gestión Macri, Seleccionado de Transilvania)-.Mientras al interior del gabinete y la coalición conservadora en el poder misma, la decisión de mantener el apoyo a Patricia Bulrich se agrieta, el presidente salió a bancar la parada utilizando el mismo tono malevo que cuestionada ministra.

El grito “Fuera Bullrich, fuera Bullrich” de la garganta de más de doscientos mil argentinos en Plaza de Mayo, luego que Sergio el hermano de Santiago Maldonado, pidiera que se apartara la ministra, llegó al corazón de Cambiemos que, a esta altura empieza a dudar de los argumentos de la ministra de Seguridad que defendió a ultranza a la Gendarmería y convenció al presidente Mauricio Macri que “en un par de día la gente se olvida”.

Alguien de extrema confianza consultó al presidente sobre qué hacemos “con Bullrich”, pero Macri, muy molesto por qué no soporta que nadie lo contradiga –mucho más una marcha apoyada por el kirchnerismo, la izquierda y los organismos de Derechos Humanos- fue contundente: “A mi ninguna marcha me apura, ella se queda”. Luego ordenó que avisaran a los medios amigos que “la banco”.

En el diario La Nación salieron a aclarar que el presidente respalda a la ministra y el propio Marcos Peña afirmó que “el apoyo a Patricia Bullrich está firme, el presidente la respalda totalmente”.

Más allá de la operación del gobierno para salir a “bancar” a la ministra con el argumento que “no está probado que Maldonado estaba el 1 de agosto en el corte”, la realidad demuestra que sí estaba.

Grieta
No todo el gobierno está de acuerdo con respaldar a la ministra de Seguridad, especialmente en Cancillería y en los sectores más políticos de Cambiemos, reconocen que la desaparición de Maldonado crece cada día más en el país y en el contexto internacional, afirmando que hay responsabilidad por el mal manejo que tuvo la ministra Bullrich.

El gobierno, con su visión de derecha, salió a manifestar primero que el grupo mapuche “era violento y terrorista”, luego que la familia no ayudaba, que estaba en Entre Ríos, Misiones o en Chile, por último, que había sido apuñalado 10 días antes. Todas pistas falsas que, a la sociedad argentina, luego de 30 mil desaparecidos en la dictadura militar, irritó. Para colmo, la ministra fue al Congreso y en forma patotera afirmó “yo me banco” a la Gendarmería. Días después junto al ministro Germán Garavano maltrataron a los organismos de Derechos Humanos.

Desde hace una semana sólo discuten si es o no “desaparición forzosa de persona” y mantienen la defensa de las fuerzas de seguridad presionando al juez y a la fiscal para que no investiguen.

Macri y todo el gobierno no “tiene sensibilidad” con los derechos humanos. Es obvio, pero, como sucedió con el caso Milagro Sala, la comunidad internacional cada día mira con más preocupación el sistema represivo que crece en la Argentina.

El presidente tiene que entender que no es un problema si la izquierda, los organismos de derechos humanos o el kirchnerismo se preocupan por Santiago, el problema es que tiene que resolver “que pasó con Santiago” y no permitir la impunidad de las fuerzas de seguridad. El presidente sabe que la ministra envió a Pablo Noceti, su jefe de Gabinete, a coordinar la represión.

El escándalo por la desaparición forzosa de Santiago crece día a día. El gobierno deberá decidir si da un vuelco a la investigación o queda atrapado en la inoperancia de su ministra de seguridad y en la mentira de los medios hegemónicos de comunicación.

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