Una imagen de satélite muestra un caravanserai (puesto de avanzada) del siglo XVII que servía a las personas que viajaban por la Ruta de la Seda. |
En el número de esta semana de la revista Science, se dan a conocer nuevos hallazgos arqueológicos, resultado de décadas de imágenes recogidas por los satélites comerciales y espías, además de drones.
Enormes caravanserais o postas, utilizados por los viajeros de la Ruta de la Seda durante milenios, y canales subterráneos, que fueron enterrados por las arenas del desierto, son solo algunos de los increíbles descubrimientos.
Y es que los sitios arqueológicos son demasiado peligrosos para ser explorados sobre el terreno, por lo que un nuevo programa de observación, financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, permite a los investigadores estudiar el patrimonio arqueológico de Afganistán de forma segura, según han indicado expertos en una reunión de las Escuelas de Investigación Oriental en Washington.
Lo que más llama la atención son los caravanserais utilizados por los viajeros de la Ruta de la Seda que datan del siglo XVII. Estos puntos de descanso y avituallamiento hechos de adobe podrían albergar a cientos de personas y su ganado y se intercalaron cada 20 kilómetros, la distancia que las caravanas podrían recorrer un día antes de descansar.
Una imagen de satélite de la ciudad amurallada de Sar-O-Tar, construida por primera vez en los primeros siglos E.C., que ahora está siendo cubierta por la arena. |
En el punto medio de Asia Central, la región geográfica que ahora es Afganistán se encontraba en la encrucijada de la Ruta de la Seda y, por lo tanto, se benefició de todo el comercio que fluía a través de la región.
Cuando las rutas de la seda florecían, los imperios de la región acumulaban una gran riqueza, según las Misiones de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA).
Las nuevas imágenes de satélites espía revelan también que estas rutas comerciales seguían prosperando unos siglos más tarde de que estas rutas de caravanas y los imperios que se beneficiaron de ellas decayeron como resultado de las rutas marítimas que se abrieron entre La India y China y el Occidente en los siglos XV y XVI.