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» » "Yo no parí a mi hijo para que lo encierren en esa tumba repugnante"

(17/04/18 - Violencia Institucional)-.Ocho disparos de balas de goma impactaron en la pierna derecha de Diego Chávez (25) – el pasado 2 de abril, efectuados por agentes del Servicio Penitenciario Bonaerense en la cárcel de Mercedes. Luego, el joven fue trasladado al penal N° 13 de Junín. 

A poco de llegar a este nuevo “hospedaje” del SPB, campeón mundial de asesinatos, torturas y hacinamiento, le robaron todas sus pertenencias: Televisor, ventilador, calentador, ropa, calzado, comestibles, elementos de higiene y sus medicamentos. 

Diego está acusado por la Fiscalía N° 2 de Moreno, en su momento a cargo del subrogante Walter Velázquez, de asesinar al policía José Fernández, en noviembre de 2015. No hay elementos que incriminen a Diego y es vox populi que se trata de una causa armada. A la vez, Velázquez ya no subroga la fiscalía, fue trasladado a Archivo por su participación en armado de causas y por robarse dinero de los allanamientos, según fue denunciado a esta Agencia. Fabiola, mamá del cautivo, integra la Red de Mujeres Moreno y es referente de la Comisión por la Libertad de Diego Chávez. Desde estos espacios lucha por su hijo y todos los hijos.

Fabiola trabaja limpiando casas y la amargura y la rabia delinean su rostro cuando afirma: “La viuda del policía dijo que quien mató a su marido es una persona de 1.75 metros, con barba candado y morocho. Pero Diego mide 1.65, jamás uso ese tipo de barba, tiene tez blanca y ella lo señaló en la rueda de reconocimiento. Y por eso mi hijo está preso hace dos años y medio”.

Por su parte, Walter Gamarra, joven que entró a la casa del policía con otro quien fue el autor de los disparos contra Fernández, declaró que Diego no tuvo nada que ver, ni estuvo ahí, lo dijo en sede judicial ante la fiscal Marcela Saucedo. “¿Y qué hizo la fiscal? Nada. Cómo puede ser que le hagan esto a alguien que ni pasó por la puerta de la casa del policía?”, se indigna Fabiola.

“Diego era un chico que trabajaba en la fábrica de velas desde los 17 años, tenía su novia, escuchaba a los Redondos y vivía tranquilo -continúa Fabiola -. A mí me dijo uno de la DDI: 'Señora, cuando matan a un policía tiene que aparecer el culpable, cualquier culpable, ¿me entiende? A su hijo lo 'engarronaron’ y ahora lo tienen preso porque si vuelven atrás quedaría en evidencia que actuaron muy mal a sabiendas”.

Sobre el cambio que se generó en su vida, la mujer relata: “No tuve un grio de 180 grados, ¡mi vida cambió 1800 grados!. Debo mantener dos casas, la mía y la vida de Diego. Porque los penitenciarios no te dan nada, te roban. La gente cree que paga con sus impuestos a los detenidos, es mentira, mentira absoluta”.
Luego, Fabiola contó que en el penal de Junín, en la requisa, la hicieron desnudar, toser y hacer flexiones. “Es una gran humillación, me siento abusada, violada. Pero todo lo tenés que soportar si querés ver a tu hijo”.

“Yo voy a aguantar todo por Diego, voy a joder a Dios y María Santísima. Y ahora peleo también por otros desde la Comisión y la Red de Mujeres, todos los pibes pueden pasar por los mismo. Además, yo tengo otros hijos, ¿y cómo sé si no vienen por ellos también?. Yo no parí a mi hijo para que lo encierren en esa tumba repugnante”, finalizó Fabiola.

Por Oscar Castelnovo, APL

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