En cuanto a la decisión de removerlo de su cargo, Arias fue claro y expresó: “Sabíamos que tenían una decisión tomada, que primero tomaron la decisión y después buscaron la forma de llevarla a cabo, inventando los cargos, violando las reglas del debido proceso, generando una manipulación en el proceso de selección del jurados. En fin, todo nos confirmaba que el resultado iba a ser este. Hicimos planteos, pero todos fueron denegados”.
“Lo que me juzgaron fueron mis decisiones jurisdiccionales […] juzgaron mis sentencias, lo cual está prohibido. La garantía de independencia del poder judicial radica entre otras cosas en que no podamos ser juzgados por las opiniones que tengamos en nuestras sentencias”, subrayó Arias.
Por otro lado, el ex juez fue contundente al explicar como entiende la relación entre la política y el sistema judicial: “Mi análisis siempre es político. Hay muchos prejuicios y suposiciones que se dan en al ámbito de la justicia. Pero la Constitución es un programa político, las leyes son programas políticos y las escriben políticos. Los jueces interpretamos esos programas políticos y el fuero contencioso administrativo aún más porque controlamos que el poder político cumpla con las leyes. Pero además el derecho siempre incide sobre las relaciones políticas, sobre las relaciones de poder”.
“Yo cumplí mi tarea, lo que pasa es que siempre se controla de menos”.
Luis Arias también dedico unas palabras a los miembros del sistema judicial que nunca serán perseguidos ni destituidos por el simple motivo de no afectar ningún interés o por lo menos no los intereses del poder: “El problema del Poder Judicial es que hay una cultura que llama al no compromiso, a no comprometerse. Porque enfrentarse con los poderes para garantizar los derechos de la gente tiene costos para un Juez, y por qué razón un juez va a asumir los costos de pelearse con un Intendente con el Gobernador, la Gobernadora o pelearse con el poder económico si el sueldo se lo pagan igual […] Los jueces no tenemos nada que demostrar a nadie, nadie nos pide explicaciones, nadie controla nuestra función, no nos debemos a la ciudadanía, de modo que si uno no se compromete la pasa bien, no molestar a nadie le asegura a uno estar tranquilo en la función hasta que se jubile o se muera y seguir cobrando el sueldo todos los meses y tener una especie de beca a partir de la cual uno puede dedicarse a dar clases, a escribir algún libro o ir al bar a tomar café en los círculos de privilegio”.
En cuanto al actual gobierno y su forma de articular con el sistema judicial, Arias remarcó: “Estamos frente a un gobierno con un sesgo autoritario que nunca se vio en este periodo democrático. Las decisiones primero se adoptan en algún despacho o alguna embajada y después se llevan a cabo a como dé lugar y todo aquel que se oponga a esas decisiones sufre las consecuencias, sea un juez, un gremialista o un dirigente político o social como el caso de Milagro Sala”.
“La figura del arrepentido, ¿qué es esto? La confesión dentro del proceso penal no es una prueba como para poder imputarle algo a alguien”.
“La señal que quieren dar con mi destitución es esa ´señores jueces no se comprometan porque ustedes si tocan algún interés van a padecer las consecuencias´ y a la inversa a muchos jueces que han tenido un pasado turbulento se les pone la carpeta arriba de la mesa y se les dice ´bueno vos tenés dos posibilidades o sos el rey de la lucha contra la corrupción o vas preso´”, remarcó Arias.
Por último, el juez destituido habló sobre la necesidad de contar con una nueva constitución: “La sociedad debe avanzar hacia un nuevo pacto que quede plasmado en la constitución”.
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