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» » El Estatuto de Igualdad Racial cumplió cinco años

(22/07/15 - Brasil)-.Compuesto de 65 artículos, el estatuto abarca muchas áreas. Sin embargo, para que entre en vigor, es necesaria una actuación por parte de órganos federales, departamentales y municipales, además de la participación del sector privado.

El Estatuto de Igualdad Racial completó su quinto aniversario y según los expertos, aún tiene por delante el desafío de igualar derechos y superar el racismo.

Según la Encuesta Nacional por Muestreo de Domicilios (PNAD) de 2013, más de la mitad de la población brasileña, o un 52,9%, se identifican como negros o mulatos. Ese porcentaje, sin embargo, no se mantiene en espacios académicos. De un total de 354,4 mil estudiantes de posgrado, 112 mil son negros –menos de la mitad de los 270,6 mil blancos–. Dicha proporción tampoco se ve reflejada en la Cámara de Diputados, donde casi el 80% de los legisladores se declaran blancos. Lo mismo se repite en los medios de comunicación.

Contexto histórico
Thomaz Pereira, profesor de Derecho en la Fundación Getúlio Vargas de Río de Janeiro, explica que el proyecto de ley fue una respuesta a los reclamos de la sociedad y de los movimientos sociales, en un contexto en el que se vienen poniendo en marcha diversas políticas de acción afirmativa para promover la igualdad racial. Entre dichas políticas se encuentra la adopción de cuotas raciales en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj) y, a nivel federal, en la Universidad de Brasilia (UnB).

"El estatuto es casi como una miniconstitución, en el sentido de que se representan y se unen diferentes medidas en un mismo documento. Un aspecto interesante del estatuto es su propia estructura. En él se tratan temas como salud, educación, deportes y ocio, así como el derecho a la libertad de conciencia, de creencia, de culto y de acceso a la vivienda, al trabajo y a representación en los medios de comunicación. Todas esas diferentes áreas aparecen de forma diferente y requieren diferentes soluciones”, explica el profesor.

“Cuando las personas siguen afirmando que no existe racismo en Brasil, resulta mucho más difícil superarlo. El primer paso es reconocer que el problema existe”, dice Vera Baroni, representante de la Articulación de Mujeres Negras Brasileñas. Según ella, pese a los esfuerzos realizados hasta ahora, el estatuto todavía no es suficientemente bien conocido como que para permitir una vigilancia más estrecha de su aplicación.

Reforma
El director ejecutivo de la organización no gubernamental Educafro, fray David Santos, aboga por una reforma del estatuto. Según él, los cambios realizados durante la tramitación de la ley en el Congreso han minado la eficacia del dispositivo. Menciona como ejemplo la suspensión de la obligación de tener una cuota del 20% de actores y extras negros en películas y programas de televisión. Opina que si eso sucediera habría más negros en esos espacios y las prácticas racistas habrían disminuido.

“Brasil está experimentando un despertar del pueblo negro. Seguiremos haciendo frente al racismo hasta que la sociedad reconozca nuestros derechos y abrace a todos –blancos y negros–, como hermanos, que es lo que queremos”, dijo.

Según el senador Paulo Paim, autor del proyecto que dio origen a la ley, una reforma sería un paso atrás. Aunque admite que el estatuto tiene fallas, afirma que las personas no pueden utilizar algunos vetos como excusa para anular una conquista del pueblo brasileño.

"Hay decenas de artículos y cada uno de ellos introduce una ley. Llevará tiempo hasta que se implante por completo. Pero creo que ha hecho una diferencia. Si con la ley se puede todo, sin ella no se puede nada. La ley es una herramienta para combatir el racismo, y logramos avanzar en algunos temas”, concluyó.




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