(10/09/18 - Gestión Macri, Acuerdo con el FMI)-.El Fondo Monetario Internacional rebajó hoy sus expectativas de crecimiento en Latinoamérica y atribuyó en gran parte el descenso en sus cálculos a la crisis de la economía argentina.
Para la región pronosticó un crecimiento del 1,2 por ciento este año, pero para nuestro país prevé una contracción del 2,6 por ciento en 2018 y de 1,6 en 2019.
El cálculo para el año próximo fue incluido en el informe de “Perspectivas Económicas Globales” presentado hoy en Bali, Indonesia. Es más pesimista que el del propio gobierno argentino, que en su proyecto de Presupuesto 2019 estimó que en 2019 la contracción del PBI sería del 0,5 por ciento.
Lo curioso es que el FMI adjudica la reciente “volatilidad de los mercados financieros” a la “incertidumbre persistente sobre el éxito del plan de estabilización subyacente al programa” acordado con el propio Fondo. El documento también culpa al “endurecimiento de las condiciones financieras mundiales” y a “un escándalo de corrupción interno”.
El Fondo Monetario y el Gobierno argentino pactaron en junio un plan de ayuda financiera por valor de 50.000 millones de dólares y tres años de duración, a los que se sumaron 7100 millones de dólares adicionales.
“En Argentina, se prevé una contracción del crecimiento del 2,9 por ciento en 2017 al 2,6 por ciento en 2018, lo cual supone una importante revisión a la baja respecto al pronóstico del informe WEO de abril de 2018, debido a las recientes perturbaciones en el mercado financiero, las elevadas tasas de interés reales y el más rápido avance en la consolidación fiscal impuesta por el Acuerdo Stand-By de acceso excepcional aprobado en junio”, dice el texto del Fondo.
Para 2019 estima una nueva contracción de la economía del 1,6 por ciento y recién augura crecimiento “a mediano plazo”, en torno al 3,2 por ciento. Eso coincidiría, según el FMI, con “la firme aplicación de las reformas y la recuperación de la confianza”.
Respecto a la inflación, el organismo multilateral calculó que será del 31,8 por ciento en 2018 debido a “la importante depreciación de la moneda” y estimó que el índice seguirá en un nivel similar en 2019, con un 31,7 por ciento.
Frente a ese escenario, el Fondo volvió a insistir con su receta al asegurar que “en Argentina se requieren ajustes fiscales significativos en una etapa inicial para reducir la carga del financiamiento federal y situar firmemente la deuda pública en una trayectoria descendente”. El informe aclara que esas “reformas” deben “asegurar que los beneficios derivados de un crecimiento más fuerte y sostenido se extienden a todos los sectores de la sociedad”, Para eso pide “rediseñar” lo que llama “programas de asistencia social”.
Para la región pronosticó un crecimiento del 1,2 por ciento este año, pero para nuestro país prevé una contracción del 2,6 por ciento en 2018 y de 1,6 en 2019.
El cálculo para el año próximo fue incluido en el informe de “Perspectivas Económicas Globales” presentado hoy en Bali, Indonesia. Es más pesimista que el del propio gobierno argentino, que en su proyecto de Presupuesto 2019 estimó que en 2019 la contracción del PBI sería del 0,5 por ciento.
Lo curioso es que el FMI adjudica la reciente “volatilidad de los mercados financieros” a la “incertidumbre persistente sobre el éxito del plan de estabilización subyacente al programa” acordado con el propio Fondo. El documento también culpa al “endurecimiento de las condiciones financieras mundiales” y a “un escándalo de corrupción interno”.
El Fondo Monetario y el Gobierno argentino pactaron en junio un plan de ayuda financiera por valor de 50.000 millones de dólares y tres años de duración, a los que se sumaron 7100 millones de dólares adicionales.
“En Argentina, se prevé una contracción del crecimiento del 2,9 por ciento en 2017 al 2,6 por ciento en 2018, lo cual supone una importante revisión a la baja respecto al pronóstico del informe WEO de abril de 2018, debido a las recientes perturbaciones en el mercado financiero, las elevadas tasas de interés reales y el más rápido avance en la consolidación fiscal impuesta por el Acuerdo Stand-By de acceso excepcional aprobado en junio”, dice el texto del Fondo.
Para 2019 estima una nueva contracción de la economía del 1,6 por ciento y recién augura crecimiento “a mediano plazo”, en torno al 3,2 por ciento. Eso coincidiría, según el FMI, con “la firme aplicación de las reformas y la recuperación de la confianza”.
Respecto a la inflación, el organismo multilateral calculó que será del 31,8 por ciento en 2018 debido a “la importante depreciación de la moneda” y estimó que el índice seguirá en un nivel similar en 2019, con un 31,7 por ciento.
Frente a ese escenario, el Fondo volvió a insistir con su receta al asegurar que “en Argentina se requieren ajustes fiscales significativos en una etapa inicial para reducir la carga del financiamiento federal y situar firmemente la deuda pública en una trayectoria descendente”. El informe aclara que esas “reformas” deben “asegurar que los beneficios derivados de un crecimiento más fuerte y sostenido se extienden a todos los sectores de la sociedad”, Para eso pide “rediseñar” lo que llama “programas de asistencia social”.
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