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» » El plan secesionista de Cataluña avanza con discreción, a la espera de España

(24/04/16 - Cataluña)-.Con España al borde de unos nuevos comicios generales, el presidente catalán, Carles Puigdemont, se muestra decidido a avanzar en su plan de secesión contra viento y marea, pero actúa con discreción, esperando el momento adecuado para dar un nuevo salto o, algo menos probable, abortar el proceso.

Pese al ruido que generó el desafío catalán en los últimos tiempos, los primeros 100 días de gobierno del presidente independentista no han dado mucho que hablar.

Es más, ha sido el reciente encuentro de Puigdemont con el presidente en funciones, el conservador Mariano Rajoy, que sirvió para bajar la tensión y recobrar cierto diálogo -aunque sin expectativas de avances en la cuestión de la secesión-, lo que puso otra vez en primera plana el conflicto secesionista de Cataluña.

El líder conservador, consciente de que probablemente tendrá que entrar en campaña, recibió el martes al dirigente catalán en La Moncloa, por primera vez desde que Puigdemont asumió en enero con el compromiso de llevar a Cataluña hacia la secesión en un plazo inicial de 18 meses, aunque ahora, a golpe de realidad, esa fecha quedó en el aire.

Como estaba previsto, ambos constataron sus diferencias en torno a la celebración de un referéndum sobre la secesión de Cataluña -que Rajoy rechazar por inconstitucional-, pero también ocurrió algo menos esperado, ya que acordaron comenzar a negociar sobre financiación, ante la asfixia financiera que sufre la norteña comunidad de España, que con 7,5 millones de habitantes, representa la quinta parte del PIB español.

El desafío rupturista parecía entrar así en un "impasse", forzado por los tiempos políticos de España y, también, de la propia Cataluña, donde los independentista decidieron postergar las leyes de "desconexión", en una estrategia que pretende evitar quedar fuera de la ley, ante la previsible anulación de esas medidas por el Tribunal Constitucional.

Sin embargo, Puigdemont remarcó en diálogo con corresponsales extranjeros, entre ellos Télam, que no hay que llamarse a engaño.

"Es tiempo de trabajar y de hacer muy poco ruido. Vamos a llegar al final de la legislatura haciendo los deberes. Los que piensen que porque no oyen demasiado de nosotros no pasa nada, se van a sorprender", avisó el presidente independentista, tras reiterar, por enésima vez, que su plan de secesión "no tiene marcha atrás".

El periodista de 53 años, sucesor de Artur Mas al frente del Ejecutivo catalán, incluso va más lejos y, ante el escenario electoral que se avecina, marca el terreno y justifica su vía de secesión unilateral.

"Hay una tendencia a situar el enquistamiento del conflicto catalán como un problema del señor Rajoy y es un error. Es un problema del Estado", afirma Puigdemont.

"Cuando se trata de hablar de estos temas no importa si es Rajoy o (el líder socialista Pedro) Sánchez, o si es Feijóo o Santamaría", apunta, mencionando al presidente regional de Galicia y la vicepresidenta del gobierno, dos figuras del Partido Popular (PP) que suenan como eventuales relevos del actual presidente y líder conservador.

"El Estado tiene un problema de compresión sobre lo que ocurre en Cataluña", subraya Puigdemont.

Es por eso que, aunque no descarta una oferta "in extremis", el líder catalán tiene muy pocas esperanzas de que un referéndum negociado con España vea la luz, opción que abortaría su plan de secesión tal cual está diseñado.

El hecho de que el partido de izquierdas Podemos esté a favor de la consulta tampoco sirve de factor disuasivo.

"No parece bastante probable que haya un gobierno en el que Podemos pueda llevar a cabo su compromiso, aunque es serio y sincero", afirma el presidente catalán, quien no confía en que la actual tercera fuera política llegue a tener un papel "hegemónico" en el panorama político español.

"Hoy, esto (la consulta) sería posible si el PSOE (Partido Socialista) aceptara esta idea, porque podría haber un gobierno, con el apoyo de los partidos que estamos por esa opción, pero no hay voluntad. El error no están en los ciudadanos, sino en los partidos que no han sabido gestionar la complejidad", añadió.

Puigdemont, que se reunió con Rajoy después de hacerlo también con Sánchez, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y Ciudadanos, Albert Rivera, indicó que aprovechó esos encuentros para "hacer pedagogía". Su argumento es que "la imagen de España saldría reforzada si acordaban la celebración de un referéndum".

Pero mientras este camino siga bloqueado, Puigdemont está decidido a cumplir su mandato de llevar a Cataluña a las puertas de la secesión. La incógnita sigue siendo ¿Cómo y cuándo llegará la independencia?

El presidente remarca que no pondrá una fecha porque "sería irresponsable" y, aunque la duración de su mandato es de 18 meses, "no somos prisioneros de este calendario", insiste.

"Siempre hemos dicho el objetivo es preparar las estructuras de Estado y las leyes - de seguridad social y hacienda propia y de transitoriedad jurídica-, para luego, como último paso, convocar unas elecciones constituyentes", explica.

"Ese parlamento tendrá el encargo de redactar una constitución catalana y hacer un referéndum que, si se gana, un día después a su aprobación se va a hacer la proclamación efectiva de la independencia", añade.

El dirigente independentista reconoce que lo que pretende es utilizar la misma carta que su predecesor e impulsor de la secesión, Artur Mas, quien convocó elecciones regionales para el 27 de septiembre de 2015 y las convirtió en plebiscitarias.

"Iremos de la ley a la ley, no habrá vacío legal", remarcó, consciente de que el conflicto entre Cataluña y España volverá a explotar en el preciso momento que convoque esas elecciones constituyentes, previsiblemente a mediados de 2017.

No obstante, Puigdemont advirtió que puede haber "factores externos" que alteren todo el proceso, entre los que menciona las elecciones en España, el "Brexit" (la eventual salida del Reino Unido de la Unión Europea), la economía y, el hecho de que Mas sea juzgado o no por haber llevado a cabo la consulta no oficial del 9 de noviembre de 2014.

"Si hay juicio al presidente Mas será un hecho muy grave, sin precedentes, puede ser un elemento de inflexión importante, que puedan hacer variar nuestra posiciones", avisó.

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