Silvio Guillermo Martinero, abogado, ex personal civil de las Fuerzas Armadas, vinculado por su profesión a causas poco claras como la masacre de la efedrina asesinó de un balazo en la espalda a un cerrajero que caminaba por el microcentro cuando intentaba repeler un robo.
Según una nota de noviembre de 2008 del diario Crítica sobre el Triple Crimen, por entonces Martinero aparecía como “el encargado operativo de una cueva” que funcionaba como un consulado trucho: “El consulado de Guinea-Bissau era en realidad un aguantadero de la City en el que se cambiaban cheques por efectivo o efectivo por cheques”.
¿Sus clientes? “El asesinado Sebastián Forza (quien aseguró en diversas oportunidades que era ésta la “cueva de los militares” dedicados al tráfico de armas), Néstor Lorenzo (de la Droguería San Javier y Multipharma), Esteban Pérez Corradi (investigado como proveedor de efedrina, hoy prófugo)”, son algunos de ellos según notas periodísticas.
el hecho, por las vinculaciones de Martinero hubiera quedado como un hecho de inseguridad y seguramente se hubiera ensuciado la imagen de Daniel de Negris Rodao, la víctima, si no hubiera sido por un oportuno video que muestra cuando el abogado es robado y cuando dispara su arma y cae la víctima al piso.
El mismo video muestra cuando, a la carrera y emulando a John Wayne tuvo incluso tiempo para detenerse junto a a su víctima y emitir un "yo voy a ir preso pero este no le roba nunca más a nadie".
La realidad lo corrigió y debería haber dicho ""yo voy a ir preso pero este no le arregla la cerradura nunca más a nadie".
En las imágenes se ve cuando dos motochorros le arrebatan una mochila (al parecer con 50.000 dólares) en la puerta de una financiera y que el abogado extrae su pistola Glock .9mm, dispara hacia los asaltantes.
Según las fuentes, tiene en regla los papeles de tenencia y portación de armas, lo cual bajo ningún aspecto lo eximen de responsabilidad, aunque en todo caso puede servir para rever los permisos de portación.
Los ladrones huyen pero uno de los balazos le da en la espalda a un empleado de una cerrajería de la zona, que fue identificado como Daniel Fernando De Negris Rodao, de 55 años, quien iba caminando hacia su lugar de trabajo.
Ahora Martinero irá a parar con sus huesos a una cárcel común a la espera del juicio que, si es que la justicia existe, lo ponga por algo así como veinte años tras las rejas para que tenga tiempo de pensar en lo que hizo.
