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» » "El Retorno le daba Pánico"

(01/06/16 - Lesa Humanidad)-.En la sexta audiencia del RIBA el TOF Nº 5 de San Martín tomó testimonio a Nilda Actis Goretta, Amalia Larralde y Miriam Lewin (foto), sobrevivientes de la ESMA que compartieron cautiverio con Patricia, cuando la llevaron a dar a luz allí.

El 15 de noviembre de 1978, Patricia Roisinblit fue trasladada al Centro Clandestino de Detención (CCD) que funcionaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) desde el CCD que en la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA), donde se encontraba alojada junto a su, Marido José Manuel Rojo desde octubre de ese año, cuando fueron secuestrados. 

Ese día primero buscaron a José de su local de cotillón en la galería de Martínez y desde allí fueron por Patricia que se encontraba con su hija Mariana Eva, de apenas 15 meses. 

Antes de depositarlos en la RIBA, Mariana fue dejada con su familia paterna. Patricia se encontraba embarazada de ocho meses al momento de ser capturada, y según los testimonios de las sobrevivientes que compartieron cautiverio con ella en la ESMA, fue llevada a parir allí unos tres o cuatro días antes del parto, que se produjo el 15 de noviembre de 1978.

Nilda Actis Goretta estuvo detenida en la Esma desde junio de 1978 hasta febrero de 1979; Amalia Larralde, desde agosto de 1978 hasta septiembre de 1979 y Miriam Lewin, desde marzo del 1978 a octubre del 1979. Todas ellas compartieron tiempo y charlas con Patricia, mientras esperaba dar a luz a su bebé y luego de parirlo en el sótano de la Esma.

“Me hablaba muchísimo de cómo quería vivir con sus hijos”, recordó Nilda frente al tribunal compuesto por los jueces Alfredo Ruiz Paz, Marcelo Díaz Cabral y María Claudia Morgese. 

Ella no conocía a Patricia de la militancia, pero cuando llegó a la ESMA algunos de los detenidos sabían de ella. Cuando llevaron a Patricia al CCD de la marina Nilda estaba destinada a “trabajar” en el sótano, allí llegaban los detenidos, así que ella fue una de las primeras en verla. 

“Como me subían y bajaban al sótano, al mediodía, la vi”, recordó. Luego la pusieron en una piecita “sin ventilación y con mucho calor” que entonces no era un lugar usual para detenidos. 

“Un día cuando bajo –no es que yo decidía bajar, sino que me llevaban encapuchada- uno de esos días, Patricia estaba en la enfermería (que funcionaba en el sótano) y ya había nacido su bebé”. 

Ese fue el momento en que Nilda más pudo conversar con ella. Allí supo que en el momento del parto habían estado el médico militar José Luis Magnacco, y que habían ayudado las detenidas Sara Osatinsky y Amalia Larralde y, sobre el final, Miriam Lewin. 

Fue en ese momento que “me dijeron que estuviera con esta chica que acababa de tener a su bebé”. Ahí supo que venía de la RIBA, que la tenían atada a la pata de un escritorio con nueve meses de embarazo, que ella estaba en un cuarto superior y su marido otro más abajo. Que José era torturado brutalmente y que en ocasiones lo llevaban a otro lugar, del que volvía “en estado deplorable”. Por eso a ella “el retorno le producía pánico”. Patricia contó a Nilda que la amenazaban, la torturaban psicológicamente, con que cuando volviera la tortura también sería física.

Miriam Lewin conocía a Patricia y José de la militancia, había compartido “célula” con José que tenía un cargo alto en Montoneros. Todos militaban en zona oeste. Cuando Miriam se enteró de que Patricia estaba en la Esma pidió que llevaran a verla. 

Allí pudieron reconstruir que ambas habían sido secuestradas por la Fuerza Aérea y el Ejército, ya que a Miriam la habían tenido secuestrada en el CCD que funcionó en Virrey Cevallos, y a Patricia en la RIBA, ambos pertenecientes a esa fuerza. 

“En noviembre del 78 me dicen que hay una persona que yo conocía en una pieza que no se llevaba detenidos”. El oficial Raúl Enrique Scheller, represor de la Esma, sabía que Miriam había llegado allí de manos de la Fuerza Aérea, por eso la llamaban “la chica de la Fuerza aérea”. “Lo primero que tratamos de entender era si habíamos estado en el mismo lugar, pero no, no era el mismo (…) Patricia describía que estaba en una casa como una quinta”.

Con el tiempo Miriam también pudo reconocer a captores y represores “que revistaban en ambos centros”. Miriam contó de la obsesión de Patricia por volver a la RIBA con José y la idea de poder criar a sus hijos. Miriam y otros compañeros de cautiverio insistían en que Patricia se quedara allí y no fuera devuelta a la RIBA: “Para mí era muy importante que se quedara ahí porque era una garantía –si se puede decir garantía- de que iba a sobrevivir”.

Miriam presenció el final del parto de Patricia, cuando le avisaron que la habían bajado al sótano a dar a luz, pidió que la llevaran a verla: “cuando llegué ya habían sacado el bebito y estaban por cortar el cordón, lo tenía en el pecho”, rememoró. “Ella estaba muy feliz y yo le pregunté al médico por un sarpullido notable que tenía en la cara. Me dijo que era por el esfuerzo”. Esa fue la última vez que Miriam vio a Patricia. A Guillermo lo volvería a ver en el patio de comidas donde trabajaba antes de ser restituido. “Mariana nos pidió que fuéramos a verlo a ver si podía ser su hermano, y era un calco de José”, recordó.

Amalia Larralde también conocía a Patricia de la militancia, ella estaba en el mismo dispensario del barrio de zona oeste en el que militaban “Patricia estaba como médica y yo como enfermera”, detalló. Ella se enteró del secuestro de Patricia y José antes de que Patricia llegara embarazada a la ESMA. Carlos Orlando Generoso, alias Fragote, fue quien se lo dijo. 

“El día que traen a Patricia a la ESMA Fragote me vino a buscar. Las dos le pedimos si yo podía estar en el parto por mis conocimientos de enfermera”. Amalia pudo estar finalmente con ella en el nacimiento de su hijo: “Estaba muy contenta y angustiada al mismo tiempo”, recordó. “Lloró mucho y el médico me pidió que me quedara ahí, así que me trajeron un colchón y estuve días con ella”. 

Amalia recuerda que Patricia pidió anotar a su bebé, pero se negaron. Amalia también insistió con que la dejaran en la ESMA, pero la respuesta siempre era la misma, que pertenecía a otra Fuerza. “Patricia me contó las condiciones en las que la tenían en ese campo (la RIBA). Ella estaba en una pieza y más abajo su marido. Contó que lo habían torturado mucho y que además lo llevaban a otro lugar, que suponía que era Campo de Mayo”. 

Sobre sus tratos recordó que estaba atada a la pata de un escritorio, y que creía que era una casa quinta porque “una vez la habían llevado a tomar sol a un patio”. Amalia resaltó “del patio me contó una sola vez”. Amalia fue la última en ver a Patricia, tres o cuatro días después de dar a luz a su bebé: “Yo la vi salir de sótano de la Escuela de Mecánica con su bebé en brazos y el bolso”.

Ese bebé fue apropiado luego por uno de los imputados en este juicio, el ex personal civil de inteligencia Francisco Gómez, que custodiaba a Patricia en la RIBA. Los otros dos imputados de esa fuerza, por la desaparición de Patricia Roisinblit y José Manuel Pérez Rojo RIBA, son el entonces jefe del Estado Mayor General del arma y Omar Domingo Rubens Graffigna. Las audiencias se reanudan el 13 de junio y el 27 con una inspección ocular a la RIBA.

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