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» » La represión universitaria que provocó "la fuga de cerebros más grande de la historia argentina"

(29/07/16 - Derechos Humanos)-.“La noche de los bastones largos”, marcó el intento más contundente de destrucción de la autonomía universitaria y provocó la fuga de cerebros más grande de la historia Argentina, afirmó Sergio Morero, el cronista del desaparecido semanario "Primera Plana" que fue testigo directo aquel aciago 29 de julio de 1966 de la brutal represión ocurrida en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA por parte de la Guardia de Infantería de la Policía Federal. 

En dialogo con Télam, Morero recordó aquella noche circulaba el rumor de que varios grupos de estudiantes habían tomado algunas facultades, dispuestos a resistir la intervención de la dictadura de Juan Carlos Onganía a las universidades, cuando el cuerpo especializado de la Policía Federal...

...armado con bastones largos irrumpió a golpes en la sede de Exactas que entonces funcionaba en la “Manzana de las Luces”, en Perú 222 de esta ciudad.

“Vi como la Guardia de Infantería entraba en Exactas, armada con bastones largos de madera, rompiendo los vidrios de las puertas, pisándolos luego con sus borceguíes para hacer más impresionante el allanamiento”, detalló el periodista que cubrió la represión desde la escalinatas de la linea E de subte luego de que la policía lo echase del lugar.

A un mes del golpe de Estado contra el presidente radical Arturo Illia, el Consejo Superior de la Universidad había tratado el decreto oficial del dictador Onganía y había decidido rechazar el nuevo status impuesto y ocupar de manera pacifica las facultades.

El decreto ley firmado por el general Onganía anulaba el gobierno tripartito y subordinaba a las autoridades -rectores y decanos– de las ocho universidades nacionales al Ministerio de Educación transformándolos en meros interventores.

“Salgan comunistas de mierda, judíos hijos de puta”, gritaban los policías dirigiéndose a los docentes y estudiantes que estaban en el edificio que ocupaba la Facultad de Ciencias Exactas.

Contó Morero que “los hicieron desfilar con los brazos en alto, y los molieron a palos antes de llevárselos detenidos, y heridos” y aclaró que aquellos profesores y alumnos no pensaban que la intervención sería “con una policía a golpes y bastonazos, porque eso no había ocurrido nunca”.

“Volví a la redacción y le conté todo al director periodístico del semanario, que en ese momento era Ramiro de Casasbellas y llamó a otros dos redactores para que hicieran un análisis político del hecho violento.

Mientras corregíamos los originales les dije que este episodio me recordaba a aquella noche europea de los años 30 de cristales rotos y cuchillos largos, empuñados por los amigos de Adolf Hitler: sólo que esta vez se trataba de bastones de madera. De ahí surgió el titulo: La noche de los bastones largos”, precisó el periodista.

El saldo de aquella noche fue el despido y la renuncia de 700 de los mejores profesores de las universidades argentinas, que continuaron sus carreras en el exterior, por lo que "ese 29 de julio se terminó con lo que para muchos fue “la época de oro” de la la UBA", sentenció Morero.

Lo ocurrido en la Facultad de Exactas “fue el primer signo de debilidad del gobierno encabezado por el dictador Ongania, que volteó al presidente constitucional Arturo Umberto Illia con la complicidad de amplios sectores de la burocracia sindical y la peligrosa indiferencia de buena parte de la población”, relata también el cronista de universitarias en su libro La Noche de los Bastones Largos.

Allí, inclusive, expone que la violencia contra la universidad nació a causa de la conciencia política que tenían los estudiantes, quienes denunciaban el rol de las Fuerzas Armadas como instrumento del imperialismo norteamericano.

Morero detalló que en ocasión de un acto oficial durante el gobierno de Illia, en donde se conmemoraba el 51° aniversario del fallecimiento de Julio. A Roca, del que participaban destacadas figuras de las Fuerzas Armadas “la solemnidad del acto se vio interrumpida por el golpeteo de monedas que arrojaban desde la azotea y los balcones de Exactas los estudiantes”.

En menos de un año los militares vengarían a bastonazos lo que creyeron en su momento una ofensa personal, y terminarían con la "excelencia académica que se vivió ente 1956 y 1966, y que todavía se la considera como la de más alto nivel en esa casa de altos estudios", concluyó el periodista al marcar el punto de inflexión que este hecho significó para el medio universitario y científico del país.

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