En una de las más multitudinarias marchas contra Jacob Zuma, de 74 años, en Pretoria, la capital administrativa de Sudáfrica, los indignados pidieron su dimisión. La oposición afirma que su continuidad en el poder sofoca la democracia y la libertad en el país.
Los manifestantes denunciaron el intento del mandatario por evitar la difusión de un polémico informe en su contra. El reporte revelado por la Justicia, muestra que Zuma otorga contratos públicos a los Gupta, una familia cercana a su entorno. Todo ello, se resume en un lema común; Zuma no merece ser presidente.
Zuma ya ha sobrevivido a numerosos escándalos desde 2009, cuando asumió el poder. Para citar tan solo un caso, el mandatario se vio obligado a devolver dinero público que usó de manera fraudulenta para renovar su lujosa mansión privada de Nkandla.
Zuma, por supuesto, ha manchado al gobernante partido del Congreso Nacional Africano (CNA). La formación de la liberación de Nelson Mandela sufrió su peor derrota desde 1994, en las elecciones municipales del pasado agosto, donde obtuvo menos del 60 por ciento del apoyo popular de la nación del arco iris.
