La competencia principal está entre las coaliciones 8 de Marzo, el Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá) y sus aliados, y la alianza 4 de Marzo, encabezada por el actual primer ministro, Saad Hariri.
La lista unida de Hezbolá y el Movimiento Amal llevan a las urnas la esperanza por el cambio y la lealtad por la resistencia. Juntos ofrecen construir un Estado sin corrupción y defender los derechos de la ciudadanía.
Una nueva ley electoral, aprobada en 2017, modificó el anterior sistema de mayorías, en el que el ganador se lo llevaba todo, por uno de tipo proporcional: el electorado debería elegir una lista cerrada y un candidato (voto preferencial) dentro de la misma.
De hecho, los 128 escaños parlamentarios en juego se dividen de acuerdo a confesiones religiosas y a partes iguales entre musulmanes y cristianos; chiíes (27), suníes (27), maronitas (34), greco-ortodoxos (14), greco-católicos (8), drusos (8), armenio-ortodoxos (5), alauíes (2), protestantes (1), armenio-católicos (1), minorías cristianas (1).
Los últimos comicios legislativos se celebraron en 2009, y desde entonces, el mandato del Parlamento fue prorrogado hasta en tres ocasiones debido a las tensiones internas y regionales que afectaban a El Líbano.
Como garantías electorales, El Líbano cuenta con un cuerpo de supervisión electoral, incluyendo organizaciones de la sociedad civil y una delegación de la Unión Europea (UE).
El Ministerio del Interior del país anunció que entre 20.000 y 30.000 policías y soldados serán desplegados para garantizar la seguridad de las votaciones.
