“Tenemos grandes planes para el próximo año. Reconocemos que cuando la gente sale a las calles a protestar, especialmente aquellos que no han tenido voz política durante muchos años y que redescubren su voz en las protestas, puede haber un cambio político. Eso es lo que estamos viendo ahora en Francia”, dijo el miércoles Wagenknecht, citada por el rotativo británico The Guardian.
La también fundadora del movimiento alemán Aufstehen (Levántate) anunció que los 170 000 miembros de su partido tomarán las calles en 2019, en un movimiento que se inspiró de las protestas de los chalecos amarillos en Francia.
Wagenknecht agregó que por supuesto que hay quienes están listos para la violencia entre los manifestantes, pero el movimiento es mucho más amplio que eso. “Tengo claro que no queremos ninguna violencia”, añadió.
Según ella, el aumento de la desigualdad en Alemania y la ira de la gente por el hecho de que el Gobierno no haya resuelto el asunto puede ser una fuerza intención que empuja a los alemanes comunes a salir a la calle.
Tenemos grandes planes para el próximo año. Reconocemos que cuando la gente sale a las calles a protestar, especialmente aquellos que no han tenido voz política durante muchos años y que redescubren su voz en las protestas, puede haber un cambio político. Eso es lo que estamos viendo ahora en Francia”, dijo Sahra Wagenknecht, la líder del partido opositor de Alemania La Izquierda (Die Linke, en alemán).
La líder de Die Linke afirmó que los alemanes “especialmente los que no se sienten representados en la política alemana, se darán cuenta de que son mucho más capaces de presionar al Gobierno si salen a protestar”.
Según los resultados de dos encuestas diferentes publicadas por los dominicales Bild am Sonntag, en Alemania, y Le Journal du dimanche, en Francia en el pasado mes de junio, la popularidad de la alianza conservadora gobernante en Alemania de la canciller Angela Merkel y la del presidente de Francia, Emmanuel Macron, caen a mínimos.
El movimiento de “los chalecos amarillos”, que comenzó en noviembre, se convocó inicialmente en respuesta al aumento del impuesto al combustible del Gobierno francés, pero las protestas se convirtieron rápidamente en una expresión general de ira con el statu quo de la sociedad gala.
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