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» » Japón y Corea del Sur firman pacto militar contra Corea Democrática

(25/11/16 - Conflicto de Coreas)-.Pese a los generalizados signos de división tanto en el Parlamento como en la opinión pública, Corea del Sur firmó con Japón un pacto para intercambiar información militar directamente sobre la República Popular Democrática de Corea (RPDC).

La nueva movida es vista por expertos como un tizón encendido en medio de las tensiones ya elevadas que viven los gobiernos de la Península coreana y que implica a otros países de la región, entre ellos Japón, considerado un fuerte aliado de Estados Unidos.

Un sondeo previo realizado por la encuestadora surcoreana Gallup Corea mostró un 59 por ciento de oposición ciudadana en relación con el acuerdo rubricado el 23 de noviembre.

La mayoría de los surcoreanos creen que Seúl debe abstenerse de fortalecer la cooperación militar con Tokio, mientras éste último no se arrepienta públicamente de crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.

La Península Coreana fue colonizada por el Japón Imperial de 1910 a 1945.

En contraste, el 31 por ciento respondió positivamente al convenio con una nociva noción de que mayor inteligencia, incluso del impenitente Japón, ayudaría a defender mejor a su país.

Esto debido a ‘las crecientes amenazas nucleares y de misiles’ de Pyongyang, muchas de ellas manipuladas, de acuerdo con analistas, en función de intereses regionales de la Casa Blanca.

De cualquier forma, la furia pública en torno al antiguo gobernante colonial está profundamente enraizada en Corea del Sur, como se ve en la oposición de casi dos tercios de los encuestados.

Los observadores opinan que el disgusto surcoreano llega, incluso, hasta la figura del primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien hizo ofrendas rituales al famoso Santuario de Yasukuni (contiene un listado de los nombres de soldados japoneses y coloniales caídos en conflictos bélicos, entre ellos supuestos criminales de guerra) durante los festivales de primavera y otoño.

Para Corea del Sur, y para la República Popular China y la RPDC, el santuario es símbolo del militarismo japonés de la Segunda Guerra Mundial y epicentro del nacionalismo nipón proto-fascista.

Además, Seúl y Tokio aún disputan un conjunto de islotes áridos, denominado las Rocas de Liancourt, que el primero recuperó de este último después de liberarse tras los 36 años de colonización.

Por un lado, Corea del Sur las clasifica como parte del condado de Ulleung, provincia de Gyeongsang del Norte, mientras Japón las considera parte de la ciudad de Okinoshima, Distrito de Oki, Prefectura de Shimane.

Las Rocas de Liancourt, aunque prácticamente inhabitables, son importantes por varias razones. Se cree que en su zona económica exclusiva podría haber yacimientos de gas natural.

Militarmente, las islas le sirven de base militar al gobierno surcoreano.

En otra arista del tema, la presidenta Park Geun-hye fue criticada por rubricar un ‘final e irreversible’ acuerdo a finales del año pasado con Japón sobre las ‘mujeres de consuelo’, que fueron forzadas a la esclavitud sexual para las tropas niponas antes y durante la Guerra del Pacífico.

Sin embargo, Abe nunca tomó medidas enérgicas para resarcir de los daños a las víctimas coreanas, según varios sectores de la opinión pública.

Así, Corea del Sur, inmersa en un escándalo que involucra a la mandataria y a una amiga y colaboradora íntima suya en delitos de corrupción y abuso de poder, se precipitó, en opinión de expertos, a impulsar el acuerdo.

Esto como parte de los esfuerzos por encontrar un respiro, recuperando el apoyo de los votantes conservadores, sensibles a los asuntos de seguridad.

La calificación de aprobación de Park se mantuvo en cinco por ciento durante tres semanas seguidas, la más baja para cualquier presidente surcoreano.

Los partidos de la oposición exigieron que la jefa de Estado se aleje de todos los asuntos gubernamentales y renuncie, pero la presidencia de la Casa Azul dijo que apoyaría a las autoridades diplomáticas y de defensa en relación con el acuerdo militar, y así lo hizo.

En tanto, el pacto de Corea del Sur con Japón para compartir información militar sobre los alegados programas nucleares y de misiles de la RPDC serviría a la estrategia de pivote de los Estados Unidos hacia Asia, integrando programas de inteligencia militar entre los tres países.

Ello se suma al intento de Seúl de desplegar un escudo antimisiles estadounidense, denominado Terminal de Alta Altitud (THAAD), en el sureste de Corea del Sur, lo cual podría acelerar las estrategias nucleares de la RPDC.

Pyongyang ha insistido en reiteradas ocasiones que su arsenal armamentístico responde a fines defensivos ante las continuas amenazas y provocaciones de Washington y sus aliados regionales.

Recientemente, el Ministerio de Defensa de Corea del Sur dijo que ya acordó con el dueño del campo de golf, el nuevo lugar designado para la batería de defensa antimisiles de Estados Unidos, e intercambiar sus tierras no utilizadas para obtener el sitio.

El comandante de las Fuerzas de los Estados Unidos en Corea del Sur, Vincent K. Brooks, indicó a principios de este mes de noviembre, que el THAAD podría ser instalado en julio del próximo año.

Hace casi un lustro, las autoridades de las dos naciones preacordaron el Pacto General de Seguridad sobre Información Militar (GSOMIA, siglas en inglés), pero la firma se canceló a última hora por la controversia que generó entonces el primer acuerdo en materia de defensa con Japón, negociado además a puertas cerradas.

Incluso ahora, los tres principales partidos de la oposición surcoreana protestaron por la firma del tratado y alertaron con forzar la dimisión del ministro de Defensa en un momento de extrema debilidad para el Gobierno.

A pesar de eso, el titular de Defensa surcoreano, Han Min-koo, y el embajador japonés en Corea del Sur, Yasumasa Nagamine, firmaron en el Ministerio de Defensa en Seúl el documento, el cual entró en vigor de inmediato pues no requería de aprobación parlamentaria.

En concreto, el GSOMIA permitirá a Seúl y Tokio compartir datos clasificados sobre los alegados programas de armas de Pyongyang de manera directa y no a través de Estados Unidos, al menos en teoría, como han hecho hasta ahora en virtud de otro pacto trilateral firmado en 2014.

*Por Richard Ruíz Julién, PL

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