Las protestas del Rif, que durante ocho meses han sido pacíficas, reclaman para esa región una serie de inversiones sociales del Estado, en carreteras, universidad, hospitales y empleos.
La manifestación, que según diversos observadores congregó entre 30.000 y 50.000 personas en un domingo del mes de Ramadán, reunió a una heterogénea mezcla de izquierdistas, berberistas y, sobre todo, seguidores de la organización islamista Justicia y Caridad, prohibida pero tolerada.
Las consignas más repetidas eran las mismas que se coreaban durante la primavera árabe de 2011, como "Libertad, dignidad y justicia social", "No nos rendimos", "El pueblo quiere que caiga la corrupción" o "Con fosfatos y dos mares, nuestro pueblo vive en la miseria".
Otros lemas estuvieron más relacionadas con el momento actual, como "Los marroquíes no somos apaches" (acusación del difunto Hasán II a los rifeños) o "Aquí no está Argelia ni está el Polisario, aquí están los hijos del pueblo", en alusión a la acusación de que las protestas del Rif están teledirigidas desde Argelia.
La ola de manifestaciones populares -una excepción en el reino de Marruecos- se iniciaron en octubre pasado, cuando un pescador, llamado Mohcine Fikri, murió triturado por el mecanismo de un camión de basura cuando intentaba recuperar el pescado que la policía le había confiscado minutos antes.