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» » “La decisión de expulsar al embajador de EEUU detuvo el golpe en Bolivia”

(06/12/14 - Bolivia)-.Lo aseguró el ministro de la Presidencia boliviano, Juan Ramón Quintana, previo a la presentación de un documental sobre el tema en la UNC, y agregó que el plan era liderado por medios concentrados, partidos opositores de derecha, el Poder Judicial y ONGs.

Ayer fue presentada la serie documental “Invasión USA” dirigida por Andrés Sallari en el Salón Hugo Chávez del Pabellón Venezuela de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), donde se analiza la injerencia de Washington en Bolivia desde 1920 hasta la actualidad.

La presentación motivó la visita del ministro de la Presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Ramón Quintana, que fue entrevistado por LA MAÑANA de CÓRDOBA, donde analizó el eje de las políticas implementadas por el presidente Evo Morales para “descalzar el poder enquistado a través de la prensa dominante, grandes grupos empresarios, numerosas ONGs, coordinados (en algunos casos abiertamente) por el entonces embajador de EE.UU. Phillip Goldebrg”, según indicó Quintana.

Consultado sobre el hecho puntual de la expulsión del embajador de Estados Unidos, ocurrido en septiembre de 2008 y de las agencias DEA y Usaid, y su repercusión en la vida política boliviana, Quintana repondió: “La salida del embajador estadounidense lo primero que logró fue desmovilizar a la derecha, que articulaba un ‘golpe cívico-prefectural’, lo que produjo una orfandad en esos grupos políticos en su intento de desestabilizar al gobierno”.

“Ese plan desestabilizador estaba basado en atacar sistemáticamente al gobierno a través de los medios concentrados, que como punta de lanza, aplicaron la estrategia del golpe suave, la deslegitimación del gobierno”, resaltó el ministro boliviano.

La dinámica utilizada, similar a la aplicada en el Paraguay de Lugo, incluía “la creación de escenarios de conflicto para potenciar ese proceso de degradación, como los casos de Pando y distintos enfrentamientos para tratar de mostrar que el gobierno no tenía capacidad para gobernar el país, estaba perdiendo apoyo social y generaba conflictos regionales”, destacó el ministro.

“Otro núcleo fundamental de este poder golpista era el Poder Judicial, que junto a  los medios de comunicación, partidos políticos de derecha y ONGs, se constituían como pilares fundamentales de estos intentos de golpes Blandos”, continuó.

Con respecto a la salida de la DEA, Quintana sostiene que “los sectores opositores al gobierno auguraban que Bolivia se aproximaría a un escenario colombiano-mexicano y fue exactamente al revés: se recuperó el control del territorio, de las instituciones de seguridad, se elaboró un plan gubernamental contra el narcotráfico, se reconoció el valor cultural de la hoja de coca en la ONU, se logró que las hectáreas sembradas pasaran de 33 mil a 22 de la actualidad, a sólo dos mil del objetivo gubernamental de 20 mil», puntualizó.

«La derecha indicaba con los argumentos de la DEA que Bolivia se iba a convertir en un santuario para las organizaciones criminales, y lo que ocurrió fue todo lo contrario”, resaltó el ministro de Gobierno boliviano.

La Usaid como articuladora de la intervención
Según indicó el funcionario boliviano la salida de la Usaid produjo efectos en varios sectores, “por un lado, un sector de la clase media de intelectuales orgánicos a la embajada norteamericana, quedó sin empleo, al descubierto. Segundo, a muchos periodistas pagados por la Usaid, bajo programas de visitas a EE.UU.  también se les cayó la máscara, cuando antes trabajaban como periodistas independientes y en realidad eran voceros de la embajada”, dijo Quintana.

Por otra parte, resaltó que la partida de Usaid dejó un ejército de ONGs “desfinanciadas, sin discurso, sin acción política y sin vínculos orgánicos con movimientos indígenas”.

El mapa de operaciones de Usaid abarcaba casi toda la vida de la sociedad boliviana, desliza Quintana. “El Programa de Democracia le permitía intervenir en la Asamblea Legislativa Plurinacional, en el Parlamento Nacional, en los partidos políticos, fortaleciendo a la derecha en declive y vetar a los partidos desarrollistas emergentes”, agregó.

“También estaba el programa con organizaciones de la sociedad civil, que realizaban seminarios sobre justicia, democracia, pero siempre para forjar un ideal neoliberal”, destacó.

Asimismo, describió un programa sobre desarrollo económico dirigido a forjar ideales de “libremercado”, otro sobre autonomías que “buscaba menoscabar la estructura de un estado multicultural como el nuestro, a los que se sumaban un programa para la lucha contra el narcotráfico que operaba en el ámbito de la seguridad y finalmente otro de promoción del liderazgo indígena”.

“Es decir, minar el Estado y mantenerlo desmovilizado frente a la acción del gobierno pero articulado a favor de la oposición”, finalizó Quintana.

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