En diálogo con El Cronista, Javier González Fraga, se refirió a Cambiemos, el Frente para la Victoria y que espera de la actual gestión. En este sentido aclaró que se siente “parte” del Gobierno y que le desea el éxito a Macri “por él y por los argentinos que necesitamos vencer ese ciclo vicioso de populismo y ajuste que nos ha caracterizado en los últimos 70 años con algunas que otras interrupciones”.
En esta línea dijo, en referencia al kirchnerismo, que “esas décadas de populismo se caracterizan por el atraso cambiario y el atraso tarifario y mejorar el nivel de vida de la gente sobre la base de llevar a las economías regionales de los exportadores al borde del colapso y llevar a la energía y a la infraestructura en general al borde del colapso”.
“Tuvimos un nivel de consumo de bienes importados que era insostenible. Ojalá hubiera sido sostenible”, añadió.
Por su parte criticó al ex ministro de Economía, Axel Kicillof, y dijo que era “perversamente brillante”: “Fue capaz de ir agotando todas las reservas hasta el último día. No sobraba un dólar en el Banco Central, no sobraba un kilowatt de energía, no sobraba una vaca. No hubo ingenuidad. Hubo planificación”, destacó.
También indicó que “el bienestar del país va a nuestra austeridad, nuestra productividad y nuestro esfuerzo”. En este marco consideró que “como sociedad compramos soluciones facilistas”. “De la misma manera que sabemos que termina mal. En cada circuito de fiesta-resaca, los pobres son más pobres y los ricos, más ricos”, agregó.
Por otro lado enumeró las restricciones que se le presentan al actual presidente Mauricio Macri, una de ellas es que “hoy no ocurre como en el 2001 cuando la sociedad era consciente del colapso de la economía”.
“Sólo una pequeña minoría era consciente de la fragilidad. No veníamos de tres años de recesión como en el 2001. Entonces hoy la sociedad no está dispuesta a aceptar un ajuste. Se creía que esto se podía sostener”, enfatizó.
Por su parte aseguró que “Macri es industrialista” y que “acá no hay chicago boys”, en referencia a los funcionarios aunque admitió que “es lógico que las pymes industriales teman”.
En este sentido sostuvo que “hace falta que el empresario privado acompañe” y que “si el empresario privado se pone demasiado exigente y dice, yo espero para ver, entonces estamos en problemas”.
“Hay que empujar esa decisión, hay que motivarlos. Falta la revolución productiva, en términos de Menem, que no la hizo. Falta que nos convenzan de una visión de una Argentina industrial y competitiva sobre la base de la inversión privada”, explicó.
Luego consideró que la relación capital productivo por obrero “es muy baja” porque “manejan una calculadora en lugar de una computadora”.
“La Argentina tiene posibilidades de un progreso sostenido sin añoranzas, sin melancolía. Pero tenemos que recuperar la mística que caracterizó a los inmigrantes”, concluyó.
