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» » Dos siglos de intervención norteamericana en el continente

(02/02/15 - Latinoamérica)-. Recientemente, funcionarios venezolanos fueron objeto de sanciones por parte de Estados Unidos por supuestas violaciones de los derechos humanos. Cuba sufre un bloqueo que lleva más de 50 años por la misma conjetura. 

Sin embargo, desapariciones forzadas, represión, desarticulación de movimientos sociales, impunidad y desplazados son solo algunas de las consecuencias que ha dejado en Latinoamérica el irrespeto a la autodeterminación de los pueblos por parte de ese país.

La intervención o injerencia por parte de los gobiernos estadounidenses en el continente es de larga data. Desde los años veinte del siglo XIX con la doctrina Monroe, sustentada en la frase “América para los americanos”, ese país proclamó que cualquier intromisión en el continente sería vista como un acto de agresión y “requeriría su intervención”, lo cual sirvió, y aún sirve, para justificar su participación en asonadas militares y golpes de Estado.

Ese fundamento le otorgó al ex presidente Theodore Roosevelt, en 1904, la base para desarrollar la política del “gran garrote” justificando la intervención en los asuntos internos de los países del área. Donde, luego de negociaciones, no había acuerdos a su favor, tenían la posibilidad de la actuación armada a modo de coacción.

No obstante esa doctrina, y con apoyo u omisión de Estados Unidos, se produjeron en América Latina abiertas intervenciones. El caso de la ocupación de las Islas Malvinas por Gran Bretaña es un ejemplo.

Luego de la Segunda Gran Guerra, en medio de la llamada Guerra Fría, el gigante del norte expuso en materia militar la denominada “doctrina de la seguridad nacional” para combatir el comunismo. Su política se sustentó en formar a militares latinoamericanos para que desmantelaran organizaciones y movimientos sociales en naciones que por su orientación, consideraban, podrían apoyar modelos socialistas o comunistas en el contexto del enfrentamiento entre EEUU y la Unión Soviética (Urss).

Una de las herramientas empleadas para lograr la imposición de sus intereses geopolíticos y económicos fue la creación de la Escuela de las Américas, donde se formaron más de 60 mil militares y policías de 23 países latinoamericanos desde 1946 según sus propias estadísticas.

Su actividad acabó luego de que en 1996 la prensa norteamericana diera a conocer la existencia de los manuales de entrenamiento utilizados en esa academia militar, que aconsejaban “… aplicar torturas, chantaje, extorsión y pago de recompensa por enemigos muertos”. El diario The New York Times editorializó: “Una institución tan claramente fuera de los valores americanos (…) debe ser clausurada sin vacilación”. Las manifestaciones en su contra originaron que se rebautizara como Instituto de Cooperación y Seguridad del Hemisferio Occidental (Whinsec), pero no que desapareciera.

Como otro de los mecanismos para reprimir las transformaciones políticas en América Latina también figuró el Plan Cóndor, desarrollado a lo largo de las décadas de 1970 y 1980, en coordinación conjunta con los regímenes dictatoriales en el continente, cuyas consecuencias se hicieron sentir en casi toda América.

Esgrimiendo la lucha anticomunista, EEUU persiguió y torturó a representantes de organizaciones de izquierda y conspiró para estimular la caída de gobiernos democráticamente electos, como el de Salvador Allende en Chile.

Igualmente, desde 2002 ha usado la base militar de Guantánamo, ubicada en Cuba, como centro de detención donde permanecen más de 130 detenidos acusados de terrorismo, aislados y sin derecho a la defensa.

Crisis humanitaria. Por su parte, EEUU también ha sido acusado numerosas veces de violación de leyes internacionales en materia humanitaria. Sin embargo, como garantes de la paz mundial no han ratificado ninguno de los tratados concernientes.

Así vemos que el tema del mantenimiento de la pena de muerte en algunos estados de la unión es objeto de queja permanente.

Otro caso que ha generado polémica es el del puertorriqueño Oscar López Rivera, de 72 años de edad, quien permanece encarcelado en EEUU a pesar de ser considerado un independentista por los habitantes de la isla. Sin embargo, fue condenado a 70 años de prisión, de los cuales ha cumplido 33 y 12 en aislamiento. Fue detenido tras acciones de lucha por la independencia de Puerto Rico y acusado de conspiración por el Buró Federal de Investigaciones. Aunque pidió ser considerado prisionero de guerra, le fue negado.

Recientemente, el presidente Nicolás Maduro ofreció indultar a Leopoldo López a cambio de la liberación de López Rivera, planteamiento apoyado por los habitantes del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, pero rechazado por Estados Unidos.

Asimismo, el manejo de la migración ha sido objeto de críticas por organizaciones que abogan por los derechos de los inmigrantes. La solicitud de frenar la deportación de niños, como una terrible forma de discriminación y que según las cifras difundidas por medios de comunicación, durante el año fiscal 2014 (entre el 1° de octubre de 2013 y el 30 de septiembre del año pasado) se registró la detención de 68.541 menores, casi el doble que en 2013, cuando la patrulla fronteriza detuvo a 38.759 niños.

Esa situación obligó al presidente Barack Obama a reconocer que hay una crisis en ese ámbito, hecho que para los especialistas es muestra del fracaso de la reforma migratoria que pretendía impulsar, porque ahora los esfuerzos se orientan a cambiar leyes para deportar a unos 52 mil menores de edad.

Por otra parte, fuertes protestas se han desarrollado, con su consecuente represión, por el asesinato de afrodescendientes a manos de agentes uniformados.

En un informe de la República Popular China llamado Sobre la situación de los derechos humanos en EEUU, elaborado por el Consejo de Estado de ese país en 2013, critican fuertemente la política interna y exterior estadounidense y, entre otros elementos, menciona el aumento de la brecha entre ricos y pobres haciendo referencia a los datos del Buró de Censo de EEUU de ese año; recuerda que el número de pobres llegó a 47 millones de personas, mientras que el 1% de la población concentraba en sus manos 19,3% de los ingresos nacionales.

*Por Ingrid Navarro www.ultimasnoticias.com.ve

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