"No hay una sola prueba que confirme la teoría de tráfico de influencias con el presidente Evo Morales y eso está en la documentación, en las declaraciones de los testigos y en todos los documentos que esta comisión ha investigado", ha aseverado este jueves Susana Rivero, presidenta de una comisión de la Asamblea Legislativa Plurinacional que se encarga de la investigación del caso.
A inicios de febrero el ex director de la Agencia de Inteligencia del Estado boliviano, Carlos Valverde, acusado por narcotráfico, denunció un supuesto tráfico de influencias que involucró a la ex pareja del presidente, Gabriela Zapata, y así tocó a Morales.
Ante esa situación el propio dignatario andino pidió una investigación a la Contraloría y la formación de una comisión de la Asamblea Legislativa para transparentar el caso, cuyas indagaciones acabaron la víspera, tras 80 días.
En un boletín de prensa de la Cámara baja, Rivero ha subrayado que "pese a las solicitudes públicas realizadas por la comisión de investigación de presentar pruebas, ni los entrevistados, menos ciudadanos particulares, medios de comunicación o asambleístas aportaron elementos que vinculen al presidente”.
De igual modo, ha asegurado que según el informe final de la comisión legislativa, que consta de 71 páginas, no existe ninguna prueba que relacione a Morales “con los procesos de contratación, con la suscripción de los contratos o con decisión alguna relacionada a la empresa china CAMC".
El documento agrega que los procesos de contratación no se firmaron ni gestionaron en las oficinas presidenciales, y que fueron desarrollados mediante convocatorias públicas, y las evaluaciones de las propuestas se efectuaron en oficinas de las entidades públicas contratantes.
Además, concluyó en que los procesos de contratación con CAMC se enmarcaron en disposiciones legales en vigencia, particularmente los reglamentos específicos de Contratación, la Ley 1178 de 20 de junio de 1990 y el Decreto Supremo 0181 del 28 de junio de 2009.
El mandatario boliviano ha rechazado en reiteradas ocasiones dichas falsas acusaciones que buscan difamarle, y ha alertado de que la derecha boliviana pretende, por instrucciones de USA, aumentar los ataques contra las empresas chinas y rusas que invierten en el país sudamericano.
