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» » Datos clave sobre la muerte del opositor venezolano Castillo

(14/05/17 - Venezuela)-.Pesquisa policial aporta datos clave sobre la muerte de Miguel Castillo, manifestante ‎opositor venezolano muerto en una protesta contra el presidente Maduro.‎ La foto tomada de la autopsia de Miguel Castillo muestra que la bala impactó en el brazo izquierdo de la víctima para luego penetrar en el tórax (Derecha).

Una esfera metálica disparada por un arma artesanal segó la vida de Miguel Castillo, de 27 años, un joven periodista que formaba parte de una concentración de oposición al presidente Nicolás Maduro el pasado miércoles 10 de mayo en Las Mercedes, urbanización del este de Caracas.

La información fue corroborada a Hispantv por fuentes de la investigación, que detallaron que el proyectil atravesó el brazo de la víctima y luego penetró en el tórax. La hipótesis de los investigadores es que el joven estaba frente a su victimario, y que intentó cubrirse. Además, las fuentes precisaron que a Castillo le dispararon a menos de diez metros.

Un video captado en el momento y publicado en un sitio web local, muestra al joven Castillo cuando es auxiliado por paramédicos, y registra también cómo un manifestante le quita la cámara de video que la víctima tenía en su casco. Hasta el momento, ese video no se ha difundido ni en redes sociales ni en medios de comunicación. Los investigadores no descartan que la cámara tenga información vital sobre cómo ocurrió el crimen.

Modus operandi
Las circunstancias de la muerte de Castillo se asemejan claramente a las de otro asesinato contra un manifestante opositor, Armando Cañizalez, de 17 años. El joven fue alcanzando también por un  proyectil disparado por un arma de fabricación casera, 4 de mayo último en la misma zona de Las Mercedes, donde fue asesinado Castillo.

El asesinato de Cañizalez tuvo especial difusión internacional porque el joven formaba parte del Sistema Nacional de Orquestas, una iniciativa del gobierno venezolano para formar en las artes musicales a niños y adolescentes de bajos recursos.

Otro caso similar es el de Juan Pernalete, otro manifestante opositor, asesinado el 26 de abril durante protestas en la zona de Altamira. La autopsia realizada por el Ministerio Público confirma que el joven murió tras sufrir un fuerte impacto en el pecho. Voceros opositores aseguraron que el joven fue alcanzado por una bomba lacrimógena lanzada por fuerzas policiales a corta distancia, pero un video difundido en el sitio web de un diario nacional y redistribuido luego por medios estatales, muestra una situación al menos confusa, donde se ve a dos manifestantes que parecen auxiliar al joven, y que luego lo abandonan, aún cuando la víctima parece estar colapsando.

En un contacto con medios internacionales el ministro de Comunicación Ernesto Villegas y la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, formularon la hipótesis de que fueron esos manifestantes los que ultimaron al joven, con un arma de perno que se utiliza para sacrificar ganado y remarcaron que la herida en el pecho de Pernalete no se corresponde al impacto de un dispositivo de gas lacrimógeno.

Quince días después de la muerte de Pernalete, no conoce oficialmente si la investigación de la Fiscalía arroja resultados o elementos de prueba sobre quién lo asesinó y si la hipótesis oficial de que fue asesinado por manifestantes se consolida o no.

Aunque el discurso habitual de muchos medios locales e internacionales es asociar todas las muertes producidas en el contexto de manifestaciones violentas a la acción de las fuerzas de seguridad, eso no es lo que muestra un análisis preciso caso por caso.

De hecho, aunque los enfrentamientos en Caracas entre las fuerzas de seguridad militares y policiales y los manifestantes organizados con escudos, máscaras antigás y bombas molotov se han tornado más violentos y extendidos con el correr de los días, hasta aquí no hay ni víctimas fatales ni reportes de heridos graves en esos hechos específicos, que son ampliamente difundidos en video y foto por agencias internacionales de noticias.

Por el contrario, Castillo y Cañizalez fueron asesinados (recordemos, en dos jornadas distintas) en una zona aledaña a la autopista central de la ciudad de Caracas, alejados del lugar de choques directos, y cuando los manifestantes que no participan de los enfrentamientos ya se habían retirado. Un patrón común que se repite, y que demanda pensar desapasionadamente quién está detrás de estos crímenes. Y para qué se cometen.

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