El testigo Santiago Dionisio Maza trabajaba como obrero de surco en el Ingenio de La Fronterita cuando fue secuestrado junto a su mujer, Elba del Rosario Lescano, quien falleció hace algunos años.
“Llegaron tres o cuatro militares en un Ford Falcon, me vendaron los ojos, me ataron las manos y me metieron en el baúl” señaló el testigo ante el tribunal integrado por los jueces Gabriel Casas (presidente), Carlos Jiménez Montilla y Juan Carlos Reynaga.
“A mi mujer también se la llevaron pero a otro lugar” sostuvo, y detalló que en esos momentos tenía un hijo de un año y cuatro meses que quedó al cuidado de unos vecinos.
Maza fue trasladado al centro clandestino "La Escuelita de Famaillá" y explicó que pudo saber dónde estaba por los ruidos característicos de la zona. "Ahí había otras personas, nos pegaban como animales, nos tenían tirados en el piso y no nos daban de comer”, recordó, agregando que “éramos tratados como ratas; jugaban con nosotros y después nos largaban”.
El testigo relató que en una ocasión "un hombre se acercó para darme un poco de dulce y yo lo comí, pero pensé que me iba a matar”. También contó que cuando se escuchaban llantos de hombres y mujeres "los militares ponían música alta para taparlos”.
Maza contó que su mujer al momento de ser secuestrada estaba embarazada pero perdió el bebé debido a las torturas a las que fue sometida y aseguró que ella murió a los 59 años producto de la úlcera causada por los golpes que recibió durante su cautiverio.
“Cuando nos liberan la persecución era constante, teníamos que vivir encerrados y con los documentos en la mano”, concluyó el testigo.