Así lo anunció la vicepresidenta española, Carmen Calvo, quien calificó de útil y llena de cortesía y fluidez la primera reunión formal celebrada este lunes entre ambos mandatarios, con el fin de recomponer las deterioradas relaciones Madrid-Barcelona.
'Estamos hablando de siete años de desencuentro que tienen que terminar', subrayó Calvo en rueda de prensa, al término del encuentro de los dos líderes en el presidencial Palacio de La Moncloa, que se extendió poco más de dos horas y media.
En el marco de esa normalización de los vínculos entre el ejecutivo central y la Generalitat (autogobierno catalán), se pondrá nuevamente en funcionamiento esa comisión que establece la normativa autonómica, remarcó.
De acuerdo con la 'número dos' del gobierno de España, los presidentes convinieron tener una comunicación fluida entre ellos para que no se produzca 'ningún cortocircuito'.
Sánchez, quien llegó a La Moncloa el 1 de junio tras prosperar una moción de censura contra Rajoy, acosado por los escándalos de corrupción en su formación, el Partido Popular (PP), se comprometió a levantar algunos vetos interpuestos a normas catalanas.
Según Calvo, el mandatario socialdemócrata está dispuesto a retirar las impugnaciones presentadas ante el Tribunal Constitucional por la entonces derecha gobernante contra leyes regionales relativas a la pobreza energética, el cambio climático o la sanidad universal.
Como era previsible, durante la entrevista, Torra planteó el derecho de autodeterminación de Cataluña, que el 27 octubre de 2017 aprobó una declaración unilateral de independencia prohibida de antemano por el Constitucional, a instancias del PP.
Sin embargo, el también secretario general del Partido Socialista Obrero Español trasladó al político separatista la imposibilidad de aceptar el derecho a decidir de la rica comunidad autónoma nororiental, al no estar recogido en la Constitución española.
En esa línea, el jefe del Ejecutivo socialista recordó el Estatuto de Autonomía (una suerte de constitución regional), que regula el autogobierno en Cataluña, y el alto grado de descentralización existente en este país europeo.
El presidente autonómico también expuso a su anfitrión la situación de los dirigentes catalanes presos y en el exilio, acusados por el Tribunal Supremo de rebelión y otros delitos a raíz de su participación en la proclamación de una República catalana.
Al final del encuentro, Sánchez lo definió en Twitter como 'punto de arranque constructivo para la normalización de las relaciones' entre ambas administraciones.
'Una crisis política requiere de una solución política', escribió el socialista en su cuenta de esa red social.
En un anterior, aseguró que había que 'dar un paso al frente para devolver la normalidad a España, con respeto a la Constitución y la confianza de que el diálogo institucional abra vías de entendimiento'.
