El joven príncipe de 31 años comenzó a escalar vertiginosamente en enero de 2015, cuando su padre asumió el trono de la monarquía petrolera más poderosa del Golfo Pérsico y la mayor potencia política del mundo musulmán sunnita. Su rápido ascenso desató una ola de rumores sobre su posible futuro como heredero, pero pocos esperaran que el anuncio oficial llegara tan rápido.
El actual rey de Arabia Saudita tiene 81 años y, según versiones periodísticas, muchos problemas de salud. Por eso, la designación de Mohamed bin Salman, aunque no sorpresiva, sí augura un giro histórico para la monarquía ya que nunca antes el país fue gobernado por un rey joven.
A diferencia de Bin Salman, quien recién comienza a andar la década de los 30, su primo, el hasta ahora heredero que fue desplazado y despojado de gran parte de su poder, tiene 57 años. Bin Salman no sólo fue designado hoy como el heredero del trono que ocupa su padre, sino que se convirtió en vicepresidente del consejo de ministros, cargo que tenía su primo. Además, seguirá dirigiendo la cartera de Defensa, un puesto desde el cual organizó y lidera la guerra contra el vecino Yemen, una empobrecida nación musulmana que desde hace dos años vive sometida por los cotidianos bombardeos sauditas.
El heredero desterrado, su primo Bin Nayef, no sólo quedó afuera de la sucesión y del consejo de ministros, sino que también perdió el control del Ministerio del Interior, un cargo para el que fue designado el emir Abdelaziz bin Saud bin Nayef, hasta ahora gobernador de la región del Este del país y hermano mayor de Mohamed, el nuevo heredero, informó el comunicado oficial, citado por la agencia de noticias EFE.
