"La misericordia de Dios no es indiferente al dolor del oprimido, al grito de quien sufre violencia, esclavitud, o es condenado a muerte. Nos hace sentir impotentes y tentados a endurecer el corazón. Dios, en cambio, no es indiferente, no abandona, sino que actúa y salva". aseguró el Santo Padre durante la audiencia general de este miércoles.
En una nueva entrega de sus mensajes dedicados a la misericordia dentro del Año Santo que se extenderá hasta el 20 de noviembre, el sumo pontífice aseguró que el Jubileo Extraordinario "es una buena ocasión para abrazarse, perdonarse, olvidar las cosas feas".
"Podemos hacer el trabajo de ser mediadores de misericordia para acercar, para dar apoyo, para hacer unidad, tantas cosas buenas se pueden hacer", agregó en el primer encuentro del año con los fieles en la Plaza San Pedro, luego de dos audiencias consecutivas en el Aula Paulo VI del vaticano por las bajas temperaturas que registraba Roma.
"Pedimos que también nosotros hagamos cosas de misericordia para llegar a todos", finalizó Francisco su mensaje tradicional.
